La
preparación para la vida de los hijos no puede ser
solamente instruccional, ha de ser también a través de
experiencias de vida ricas en amor, cariño, aceptación y
aprobación.
Jugar en los primeros años...
A jugar y seguir jugando. Como padres es preciso que
además de atender las necesidades básicas físicas de los
hijos, como alimento, vestido, entre otras: entendamos,
que tienen necesidades emocionales básicas, que solo
verán satisfechas a través de la convivencia, de las
risas que logremos en ellos, de lo involucrados que
estemos en sus aprendizajes, en sus experiencias
diarias, en sus logros y en sus tropezones... muchas
cosas se aprenden también e incluso mejor jugando, desde
pequeños podemos verlo; su desarrollo es notable gracias
a los juegos que papá y mamá inventan, gracias al tiempo
que invierten en ellos, créanme nunca será perder el
tiempo. Todo el tiempo que se les da a los hijos se verá
reflejado en el desarrollo sano de su personalidad.
Las necesidades también son espirituales y estas, en
particular, se verán adecuadamente atendidas a través
del ejemplo de los padres, cuando estos les enseñen a
los hijos, no solo de palabra, sino especialmente con el
ejemplo de su propia vida, que hay un solo Dios por el
cual vale la pena vivir y morir amando.
Figuras importantes para la formación de la personalidad
Como hemos visto ya, papá y mamá son las figuras más
importantes para los hijos, son aquellos quienes les dan
seguridad, crean un clima de pertenencia y de
estimación. Cuando un padre y una madre juegan con su
hijo le hacen notar y sentir de diversas formas que los
aman a ellos, tanto que se dan a sí mismos, que
interrumpen todas las demás actividades como el trabajo,
el quehacer, el descanso, la salida con amigos para
darse a sus hijos, para compartirse, para hacer en el
tiempo una actividad todos juntos, expresando así el
amor inmenso por ellos.
Hablando de los padres de familia, “Los que influyen de
manera más profunda en la vida de los niños no sólo les
dedican tiempo, sino que además atienden sus deseos, su
llanto y sus necesidades” Esterbrook y Goldberg, 1984;
Parke, 1981.
Esta demostración de amor tendrá por añadidura niños
felices, alegres, dóciles y responsables.
Otras personas importantísimas en la vida de cualquier
ser humano desde la niñez y especialmente en ella son
los hermanos, que forman apegos importantes y duraderos
unos con otros desde la infancia, aunque los más
pequeños suelen sentir más apego por los mayores y no a
la inversa” Lewis, 1987.
Al tener hermanos el niño aprende a compartir, cooperar,
ayudar y sentir empatía, los hermanos son modelos
sociales importantes. Todas aquellas cualidades que un
ser humano requerirá tener desarrolladas en su adultez
se cultivan durante la niñez y dentro del rubro social
no hay mejor colegio que la de vivir con varios y varias
hermanas para aprender a través de todo tipo de juegos,
valores y virtudes como: la subsidiariedad, solidaridad,
la justicia, la generosidad, sociabilidad, respeto,
amistad, entre otras.
Dado lo anterior y obviando naturalmente una de las
finalidades del matrimonio, el don precioso de los hijos
y su apertura a la vida, los padres han de considerar
seriamente el darse a sus hijos a través también, si así
es posible, de la donación extraordinaria de hermanos
para que mutuamente se amen y se ayuden a crecer a
través de la convivencia diaria y preciosa de almas
entrañables unidas en principio por lazos sanguíneos.
Los abuelos, aunque su rol es distinto al de los padres,
ofrecen aprobación, apoyo, simpatía. En muchas culturas
también constituyen una identidad familiar y sentido de
tradición.
“La familia se convierte en la primera e insustituible
escuela de socialidad, ejemplo y estímulo para las
relaciones comunitarias más amplias en un clima de
respeto, justicia, diálogo y amor.” JPII, La Familia en
Tiempos Modernos, no. 43.
Hijos competentes para amar
La preparación para la vida de los hijos no puede ser
solamente instruccional, ha de ser también a través de
experiencias de vida ricas en amor, cariño, aceptación y
aprobación, entre otras, en donde la convivencia, las
pláticas y los juegos tienen un papel fundamental para
involucrar a hijos y padres en la labor preciosa y única
de crecer como personas humanas, de aprender no solo
cómo es el mundo sino también como puede llegar a ser si
las personas que se forman en ambientes sanos y llenos
de amor salen a competir por un mundo verdaderamente
mejor.
No olvidemos que “La familia constituye el lugar natural
y el instrumento más eficaz de humanización y de
personalización de la sociedad: colabora de manera
original y profunda en la construcción del mundo,
haciendo posible una vida propiamente humana, en
particular custodiando y transmitiendo las virtudes y
valores”. JPII, La Familia en Tiempos Modernos, no. 43.
Papás no tengan miedo de tener hijos, no titubeen nunca
en pasar tiempo con ellos, recuerden que su persona es
lo mejor que les pueden compartir.
Para tener hijos competentes busquen que sus hijos reciban
la mejor instrucción, pero sobre todo esfuércense porque
aprendan lo que es el amor, que se ejerciten en las
virtudes humanas; papás, si quieren que sus hijos sean
felices, pero de verdad felices, enséñenles con su vida
a que aprendan a preferir los tesoros del cielo. |