Nos hacen
reflexionar sobre el uso de la televisión. Si los
seguimos, lograremos que la televisión esté a nuestro
servicio y no ser esclavos de ese medio de comunicación.
1.
Los padres debemos enseñar a nuestros hijos, tanto a ver
espacios televisivos enriquecedores, como a no ver
aquellos que puedan ser inconvenientes o que puedan
afectarlos en su desarrollo integral como personas. Si
los padres no enseñamos a ver televisión a nuestros
hijos, ¿quién lo hará por nosotros?
2.
Podemos enseñar a los hijos a que no hay que "ver televisión",
sino que ver programas de televisión. Así podremos
desarrollar la capacidad de selección y de
discriminación, que los habilitará para ver aquello que
nos conviene y no mirar aquello que no nos conviene ver.
Debemos preguntar a nuestros hijos ¿Qué programa quieren
ver?, en lugar de ¿Quieren ver televisión?. No olvidemos
que la televisión utilizada con el criterio de ayudar a
la educación de los hijos puede ser una herramienta muy
eficaz.
3.
Para crear un criterio de selección al momento de ver
televisión, es preciso evitar tener prendida la
televisión cuando no hay nadie viendo un programa
determinado. Siempre es positivo preguntarse: ¿Es
necesario que en este momento esté prendido el
televisor?. Cuantas veces la televisión permanece horas
funcionando sin que nadie esté realmente viendo un
programa determinado. Si la apagamos, cuando no es
necesario que esté prendida, no solo ahorramos energía y
dinero, sino que lo más importante, ganamos silencio y
tiempo para nosotros mismos y para la familia.
4.
Un buen modo de afirmar las ideas anteriores, es no tener a
mano el control remoto. El "zapping", o la costumbre de
cambiar permanentemente de canal de televisión, es
contrario al criterio de selección que debemos
desarrollar en nuestros hijos. Por otro lado, "la lucha"
por el control remoto muchas veces es injusta e
inconveniente, ¿no sería preferible acordar de antemano
el programa que queremos ver, para no ser esclavos del
control remoto, que nos lleva por un vagabundeo
interminable que no permite concentrarse ni entender
ningún programa?. Si el "zapping" con el control remoto
es inevitable, por que se está buscando qué ver, al
menos es conveniente enseñar que todos tienen derecho a
opinión, y que la selección del programa no es monopolio
del mayor, el más fuerte o el dueño de la televisión,
para así enseñarles a respetar los derechos y los gustos
de cada uno de los miembros de la familia.
5.
No es conveniente que nuestros hijos tengan un aparato de
televisión en su habitación. Esta costumbre incentiva el
aislamiento de nuestros hijos, provoca una adicción a la
televisión y es contrario a la vida de familia. Tengamos
presente que una adicción desordenada a la televisión
impide el juego de nuestros hijos, el crecimiento de su
creatividad y afecta inevitablemente la convivencia
familiar.
6.
Es siempre conveniente tener un horario preestablecido para
ver programas de televisión. Como todas las cosas, la
televisión tiene "su lugar" en la vida familiar, junto a
otras actividades. En este punto debemos tomar
conciencia que nuestro día sólo tiene 24 horas, y si le
restamos el tiempo en que dormimos y trabajamos o
estudiamos ¿cuánto tiempo libre nos queda?. ¿Es
necesario dedicar el escaso tiempo libre que tenemos
sólo a la televisión?. ¡Donde queda el tiempo para el
juego, la amistad, la cultura, la imaginación y la
convivencia familiar!
7.
No usemos la televisión como una "niñera electrónica", dado
que ella no cuida verdaderamente a nuestros hijos,
especialmente si los dejamos ver "lo que están dando".
Recordemos que la televisión, no puede dar cariño, ni es
capaz de advertir a los niños de un eventual peligro.
Cuando ambos padres trabajan, este criterio es
especialmente importante.
8.
No tengamos prendida la televisión cuando almorcemos o comamos
en familia. Cuando se está juntos en familia, durante
las comidas, toda nuestra atención debemos ponerla en
compartir con nuestros hijos y cónyuge, cuidando ese
verdadero tesoro que es estar juntos y con tiempo para
conversar y conocernos mejor. No arruinemos o
desperdiciemos los mejores momentos en familia "metiendo
al medio" una intrusa como invitada principal, que
obliga a ser vista y escuchada.
9.
La capacidad de imitación que tiene el niño debemos orientarla
hacia el conocimiento de personajes reales y ejemplares,
por ejemplo deportistas, hombres ilustres, héroes de
nuestra historia, personas destacadas en la ayuda a los
demás, poetas, etcétera, y no hacia "héroes
imaginarios", "monstruos", o personajes inexistentes. De
esta forma, pondremos a su alcance las vidas de personas
que han pasado haciendo el bien, y que merecen ser
imitadas.
Continuará… |