Nos
hacen reflexionar sobre el uso de la televisión. Si los
seguimos, lograremos que la televisión esté a nuestro
servicio y no ser esclavos de ese medio de comunicación.
10.
Los padres debemos tratar de acompañar a nuestros hijos
a ver televisión. De esta forma podremos conocer
verdaderamente los contenidos de los programas para
tener juicios más apropiados al momento de emitir
nuestra opinión sobre la televisión. Mirando televisión
con ellos nos podremos dar cuenta de sus gustos o
preferencias, y los efectos que los distintos programas
pueden producir en cada uno de ellos.
11.
Echarle la culpa a la televisión es la salida fácil. No
conviene que los padres renunciemos a la posibilidad de
que en la casa se vea siempre buena televisión, teniendo
presente que en la programación de la televisión, si
buscamos, podremos encontrar casi siempre buenos
programas, y que nos corresponde a nosotros el deber y
la responsabilidad de ser los principales formadores de
nuestros hijos.
12.
La experiencia demuestra que no es conveniente que los
niños y jóvenes puedan ver el programa que se les
antoje, sobre todo los más pequeños. Tampoco conviene
dar por sentado que todos los programas llamados
infantiles o de dibujos animados tienen un contenido
adecuado para su edad.
13.
Los padres debemos informarnos del contenido de los
programas de televisión. Cualquier espacio que incluya
sexualidad, violencia, maldad, permisividad,
delincuencia, racismo, etcétera, no es apto para niños.
Y los padres deben saberlo, y evitar que sus hijos los
vean. Para lograr esto, se pueden consultar las guías de
calificación de la programación de la televisión que se
publican a instancias del Ministerio de Educación, del
Consejo Nacional de la Televisión, y en revistas
especializadas de educación de los hijos, como por
ejemplo Hacer Familia o Educar.
14.
Una vez informados del contenido de los programas de
televisión respetemos la señalización de los programas
infantiles: - para todo niño; - para niños mayores de 7
años; y para niños mayores de 12 años, establecida por
los canales de televisión, y difundida tanto por el
Ministerio de Educación como por el Consejo Nacional de
Televisión, para el cuidado de los niños.
15.
Hay que tener presente que los hijos deben aprender
valores antes que nada en el ámbito de la familia.
Cuidemos de explicar a nuestros hijos que los principios
e ideales de los héroes o heroínas de la televisión son
la mayoría de las veces son difíciles de aplicar en la
vida diaria, donde a diferencia de la televisión, cada
acto tiene un costo y una consecuencia positiva o
negativa para ellos mismos.
16.
Con imaginación y creatividad los padres de familia
podemos esforzarnos en buscar alternativas a la
televisión, fomentando el deporte, las visitas a museos
y parques naturales, las sesiones de teatro, la
proyección de videos, las conversaciones familiares, las
prácticas de acciones solidarias a favor de los demás,
etcétera.
17.
La "cultura de la imagen" debe llegar a los niños por
medios que no sea exclusivamente la televisión.
Enseñémosles a nuestros hijos que fuera de la pantalla
existen los paisajes, las puestas de sol, los jardines,
los museos y exposiciones, los libros, etcétera, que son
infinitamente más bonitos y reales que lo que puedan ver
en la televisión. En este mundo hay tanto que ver y que
mirar, pero, es necesario que como padres lideremos este
esfuerzo, no perdiendo la capacidad de admiración, para
que nuestros niños sigan nuestro ejemplo.
18.
Inevitablemente, y no obstante nuestros esfuerzos, habrá
contenidos televisivos contrarios a nuestros valores,
que nos parezcan inconvenientes o negativos para
nosotros o nuestros hijos. Por ello fomentemos en
familia el análisis crítico del contenido de los
programas de la televisión. Para eso, acostumbremos a
nuestros hijos a saber ver y distinguir lo bueno y lo
malo que pueda contener un determinado programa de
televisión.
Continuará… |