Nos
hacen reflexionar sobre el uso de la televisión. Si los
seguimos, lograremos que la televisión esté a nuestro
servicio y no ser esclavos de ese medio de comunicación.
19.
Los padres tenemos que fomentar que los programas sean
analizados y materia de conversación en reuniones de
familia, por ejemplo en las comidas. Esto no solo
enriquece la comunicación familiar, sino que es una
excelente manera de conocer y dar un apoyo concreto a la
educación de los valores de nuestros hijos.
20.
Las familias, de a poco, pueden crear una videoteca con
películas y documentales de interés para los niños, que
contengan temas variados y entretenidos. Esta práctica
no solo fomentará el gusto por la cultura y la
entretención en familia, sino que les servirá para ir
creando un criterio selectivo al momento de ver
televisión.
21.
Algunos comerciales pueden ser tan peligrosos como los
malos programas de televisión. Los padres debemos estar
muy atentos para que la televisión no convierta a
nuestros hijos en personas superficiales o consumidoras
de todo lo que se anuncia. La gran oferta de bienes que
existe en la televisión puede ayudarnos a educar a
nuestros hijos en un "consumo inteligente", basado en la
satisfacción de las reales necesidades, mas que la de
los gustos. Nunca hay que hacer caso de la publicidad de
juegos que inciten a la violencia, a la discriminación,
y al racismo.
22.
Los padres de familia, tenemos el derecho y el deber de
iniciar a nuestros hijos en una positiva y prudente
educación sexual, que evite que una imagen distorsionada
del amor humano y del sexo les sea trasmitida a través
de cualquier medio, y en particular los programas o
avisos de la televisión.
23.
No podemos dejar que nuestros hijos vean televisión de
mala calidad. Si estos programas de televisión son
vistos por nuestros hijos, confundirán la realidad con
la ficción, se desorientarán y equivocarán al comprender
y valorar el sentido de la vida. Transigir con la mala
calidad de aquellos programas de televisión inadecuados
para los niños, dejando que los vean, equivale a hacerse
cómplice de lo que sabemos distorsiona los valores que
le servirán de fundamento para el resto de su vida, y
atenta contra los derechos de la infancia.
24.
Hay que evitar a toda costa que el ver o no ver
televisión se convierta para los niños en un premio o
castigo.
25.
Los padres de familia podemos organizarnos para exigir
una televisión de calidad, especialmente en horarios
infantiles. Las actitudes groseras, los hábitos y
comportamientos antisociales, las obscenidades del
lenguaje, la pérdida del sentido de la autoridad, la
vulgaridad y la frivolidad, la apología subliminal o
directa de conductas reprochables, la discriminación de
la mujer o su utilización como objeto sexual y cualquier
menosprecio a la vida humana, deben ser erradicados,
especialmente de los espacios que tengan a los niños
como destinatarios.
26.
Ante una programación infantil con baja, discutible y
reprobable calidad, los padres de familia tenemos la
ineludible responsabilidad de poner en marcha una
crítica constructiva, ejerciendo así nuestros derechos
ciudadanos. Asimismo, y como contrapartida al esfuerzo
realizado por muchos de quienes trabajan en el ámbito de
la televisión, es conveniente incentivar una buena
televisión, resaltando y difundiendo entre nuestros
amigos los buenos programas de televisión.
27.
El ejemplo es la herramienta más eficaz que tenemos los
padres en nuestras manos. Si vemos mucha televisión, o
postergamos nuestros deberes o actividades familiares o
recreativas con nuestros hijos por ver televisión, o
vemos televisión de mala calidad, ¿con qué criterio
vamos a evitar que nuestros hijos vean aquellos
programas negativos para ellos? |