“Yo puedo hacer lo que tu no puedes, tú puedes hacer lo que yo no puedo, juntos podemos hacer algo hermoso para Dios” Madre Teresa de Calcuta   Si Necesitas alguna ayuda urgente, comunicate con nosotros    ayuda@emergencia.org.mx

Abr, 28, 2006


 

 

 

 

 

Para crecer en generosidad

Con esta guía podrás descubrir la inmensa satisfacción que proporciona el aportar un beneficio a la vida de los demás.

Al reflexionar en este valor, encontramos que la vida del ser humano esta llena de oportunidades para servir y hacer un bien al prójimo; por eso es conveniente recordar que:

La Generosidad es el valor que nos hace pensar y actuar a favor de los demás, buscando aportar un beneficio a través de nuestra intervención desinteresada; poniendo el bienestar de quienes nos rodean, por encima de los intereses personales.

Por tal motivo, una persona generosa se distingue por:

·   La disposición natural e incondicional que tiene para ayudar y servir a los demás sin hacer distinciones..

·   Resolver las situaciones que afectan a las personas en la medida de sus posibilidades, o buscar los medios para lograrlo.

·   La discreción y sencillez con la que actúa, apareciendo y desapareciendo en el momento oportuno.

Antes de considerar las acciones que debemos tomar para vivir mejor este valor, conviene detenernos a reflexionar un poco en nuestras actitudes:

·   ¿Conscientemente dejo de prestar ayuda por pereza, desagrado o apatía?

·   ¿Me esfuerzo por superar la propia comodidad, tomando conciencia de la necesidad ajena?

·   ¿Espero recibir ayuda, favores y servicios sin considerar el esfuerzo que los demás realizan?

·   ¿Realmente actúo desinteresadamente? ¿Es igual la disposición con mis superiores que con mis subalternos, y personas en general?

·   Antes o después de servir a los demás, ¿pienso o espero recibir un halago, felicitación, reconocimiento, beneficio o el favor devuelto?

·   ¿Siempre tengo presentes los favores hechos? ¿Les recuerdo, sugiero o hago notar a las personas mi ayuda e intervención?

·   ¿Normalmente me arrepiento de haber otorgado mi tiempo, bienes materiales, dinero o hacer un compromiso que exige un esfuerzo extra de mi parte?

Ser generoso es algo que muchas veces requiere un esfuerzo extraordinario. Para vivir mejor este valor en lo pequeño y cotidiano, es de gran utilidad poner en práctica las siguientes ideas:

·   Procura sonreír siempre. A pesar de tu estado de ánimo y aún en las situaciones poco favorables para ti o para los demás.

·   Haz el propósito de tener un detalle de generosidad diariamente con diferentes personas (familia, trabajo, escuela, club...): sacar la basura de casa; cuidar al hermano menor; conservar limpio y ordenado el salón de clase; llevar la tarea o apuntes al compañero enfermo; contestar el teléfono si quien lo hace está fuera de su lugar.

·   Se accesible en tus gustos personales, permite a los demás que elijan la comida, película, lugar de diversión, pasatiempo, la hora y punto de reunión.

·   Aprende a ceder la palabra, el paso, el lugar; además de ser un acto de generosidad denota educación y cortesía. En algunos casos es válido ceder el turno a quien tenga una urgencia real.

·   Cumple con tus obligaciones a pesar del cansancio y siempre con optimismo, buscando el beneficio ajeno. Los padres de familia son un magnífico ejemplo, pues sin su labor, el sustento, el orden en casa, la educación y bienestar de los hijos, etc. simplemente no se darían.

·   Usa tus habilidades y conocimientos para ayudar a los demás: explicando la clase a otros; colaborando en organización de eventos; enseñando como hacer mejor el trabajo o la reparación de artículos domésticos; como instructor de pintura, música, deportes en algún club infantil o juvenil.

·   Atiende a toda persona que busca tu consejo o apoyo. Por más antipática o insignificante que te parezca, considera en ti a la persona adecuada para resolver su situación.

·   Cuando te hayas comprometido en alguna actividad o al atender a una persona, no demuestres prisa, cansancio, fastidio o impaciencia; si es necesario discúlpate y ofrece otro momento para continuar.

·   No olvides ser sencillo, haz todo discretamente sin anunciarlo o esperando felicitaciones.

El vivir en constante entrega a los demás, nos ayuda a descubrir lo útiles que podemos ser en la vida de nuestros semejantes, alcanzando la verdadera alegría y la íntima satisfacción del deber cumplido.

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