Las pequeñas cosas hechas con amor
valen más que las grandes obras
Trabajaba yo en una fábrica de juguetes, cuando se nos
anunció la visita del dueño de una importante cadena de
jugueterías, que estaba a punto de realizar una
operación bastante grande. Obviamente, apenas entró el
hombre a nuestra oficina, todos nos desvivimos por
atenderlo lo mejor posible, sabiendo lo importante que
era esta operación para nuestra empresa. Él venía con su
pequeño hijo de tres años, y al entrar al despacho del
gerente, nos pidió que cuidásemos al niño mientras ellos
hablaban.
Apenas quedamos solos, el niño empezó a llorar.
Preocupados porque esto pudiera afectar el resultado de
la negociación, nos dispusimos a hacer lo que fuera
necesario para calmar al pequeño. Uno de mis compañeros
salió corriendo y volvió al instante con una gran pelota
de plástico y se la ofreció. Contrariamente a lo
esperado, esto aumentó algunos decibeles el llanto del
pequeño. Inmediatamente, otro desapareció y volvió
trayendo una voluminosa camioneta de control remoto, y
la hizo funcionar.
Nada. El llanto continuaba su rítmica melodía “in
crescendo”. Un tercero trajo una bicicleta con bocina y
todo y se la ofreció, logrando tan sólo que al llanto se
agregase pataleo y manotazos descontrolados al aire.
Otro llamó a los cuatro payasos que hacían la promoción
de los juguetes de la fábrica, los que vinieron con
globos y caramelos para hacer jugar a la criatura. ¡Para
qué! El niño se asustó con tanto movimiento de gente y
comenzó a correr por todos lados y a gritar.
Ya
estábamos todos con los nervios de punta cuando una de
las chicas se levantó tranquilamente de su silla, se
acercó al niño, lo alzó, le dio un beso en la mejilla y
lo sentó en su regazo. Inmediatamente el niño cesó de
llorar y se durmió en sus brazos.
Entonces nos dimos cuenta de que no es preciso hacer
grandes obras. A veces un gesto sencillo, una pequeña
acción vale más que mil grandes cosas que pueda uno
hacer.
Cada boletín que enviamos es una cosa pequeña, pero en
cada uno de ellos ponemos especial atención, buscando el
trabajo bien hecho, con alegría y con amor... Sabemos
que en este mundo complicado y acelerado, un gesto de
ternura y solidaridad no alcanza... Nada podemos hacer
para solucionar las penas del mundo pero mucho podemos
hacer para ayudar en el pedacito de mundo que nos
toca.
Si alguna vez logramos, a través de estos boletines,
hacerte sonreír, llorar, emocionar, reflexionar...
mejorar y actuar, entonces hemos logrado nuestro
objetivo y puedes compartir con otros que todavía
existen seres que creen en la bondad y generosidad de
los demás...
"La felicidad consiste en hacer el bien."
Aristóteles |