Broncas, discusiones... Corregirle sin equivocarse.
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La
confianza y el cariño tienen que ser incondicionales.
Un error muy habitual cuando el niño hace algo mal es
mostrarnos fríos con él o herirle (si te portas mal
me decepcionas....). Aunque con esa actitud consigues a
corto plazo que el niño intente cambiar, a la larga le
creará mucha inseguridad el que tú le valores o quieras
dependiendo de sus resultados.
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¿Cada
vez que quieres regañar a tu niño le das una serie de
sermones? ¿Vas a hablarle a él, o vas a
hablar con él? En cualquier circunstancia,
incluso cuando tengas muy claro que debes regañarle,
es mejor que escuches primero lo que tiene que decirte
sobre el tema, y luego irle discutiendo punto por punto,
guiando su pensamiento y la forma en que ve las
cosas hasta que él llegue a la conclusión que le querías
dar. Sin ésta diplomacia, a veces puede llegar a ser
imposible discutir con un adolescente.
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Te has
enfadado y le has gritado. A todos nos pasa. Es normal
perder la paciencia. Pero después de hacerlo, debes
mirar si lo has hecho para desahogarte (que también nos
pasa, nadie es perfecto), o porque querías explicarle
algo y no has encontrado otra forma de hacerlo.
Díselo. Y si, aunque tu intención era buena, tienes que
pedirle perdón porque te has pasado, que no te cueste
hacerlo. Como dice Bernabé Tierno, “si quieres que tu
hijo cuando se equivoque te pida perdón, debes darle tu
ejemplos antes”.
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Después
de una discusión debes suavizar las cosas interesándote
por otras cosas de su día a día. (¿cómo le va con tal
amigo? ¿y aquel partido? ¿oye y tu que piensas de esto
otro?) Así tu hijo se dará cuenta de que lo que le has
dicho no es por fastidiar, que te preocupas por él más
allá de sus errores, y que aprecias su forma de ser en
los demás asuntos.
Favoreciendo el encuentro.
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¿Qué es
un arrullo? Una canción que les cantamos para dormir,
una sensación agradable que les damos con las palabras.
Aunque ya no son pequeñitos tenemos que continuar por
ahí. ¿cómo? Enseñándole fotos nuestras de joven y
contándole anécdotas de entonces, platicándoles nuestras
travesuras y los regaños de los abuelos, ¡les encanta! Y
favorece el acercamiento.
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Busca situaciones positivas para hablar, momentos de estar relajado y
confiado.
Tendrás
buenas ocasiones cuando estén jugando juntos,
practicando un deporte, o incluso disfrutando de una
celebración. Entonces será más fácil tratar ciertos
problemas hablándolos de forma positiva y sin
dramatismos.
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“Te quiero”.
Lo leemos en éste artículo, lo vemos en las películas...
pero, ¿cuándo lo decimos? Son solo dos palabras,
pero por su importancia, a veces nos cuesta un mundo
pronunciarlas. Si quieres que tu hijo te lo diga,
enséñale con tu ejemplo.
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También te puedes quedar mirándole un rato,
pensando en lo mucho que te ha costado criarle y verlo
crecer.... en cuanto te pregunte el por qué de la
sonrisa bobalicona que se te ha puesto, solo tienes que
ser sincero. |