En tu vida, ¿te dedicas a sembrar nogales o tomates?
Un día caminaba por el
campo, cuando vi a un hombre bastante anciano que estaba
cavando un pozo. Intrigado, me acerqué a él para
preguntarle qué estaba haciendo. "A mí siempre me
gustaron las nueces", me contestó. "Hoy llegaron a mis
manos las nueces más exquisitas que probé en mi vida,
así que decidí plantar una de ellas".
Me entristecí al pensar
que ese pobre hombre, a tan avanzada edad, jamás
llegaría a probar una de esas nueces. "Disculpe, amigo",
le dije. "Para que un nogal dé frutos deben pasar
muchísimos años, y dada su edad, es muy probable que
cuando este arbolito de sus primeras nueces, usted ya
haya muerto. ¿No ha pensado que tal vez sería más
provechoso para usted sembrar tomates, o melones o
sandías, que le darán frutos que usted sí podrá
saborear?".
El hombre me miró un
instante en silencio, durante el cual, no supe si
sentirme muy sagaz por mi observación o muy estúpido.
Tras unos segundos que me parecieron horas, finalmente
me contestó: "Toda mi vida me deleité saboreando nueces,
cosechadas de árboles cuyos sembradores probablemente
jamás llegaron a probar. Cuando de nueces se trata, no
le corresponde a quien siembra el ver los frutos. Por
eso, como yo pude comer nueces gracias a personas
generosas que pensaron en mí al plantarlas, yo también
planto hoy mi nogal, sin preocuparme de si veré o no sus
frutos. Sé que estas nueces no serán para mí, pero tal
vez tus hijos o mis nietos las saborearán algún día."
Y entonces me sentí muy
pequeñito y egoísta por pensar sólo en mí. Desde ese
día, me dediqué a plantar nogales.
En la vida se dice
que cada quien
cosecha lo que siembra, pero…¿no sería más
provechoso sembrar también para que las futuras
generaciones cosechen? Sembrar en nuestros hijos amor, buena voluntad,
generosidad, solidaridad, comprensión, empatía,
justicia, equidad, optimismo, magnanimidad, paciencia,
etc. |