Alicia Cruzat
Algunos consejos para mejorar las relaciones familiares.
Desde tiempos remotos, la relación de los suegros con
sus yernos o nueras está llena de anécdotas que pintan
el clásico cuadro conocido hasta el día de hoy... Por
poner un ejemplo: los chilenos cuentan el chiste de que
suegra en ruso se dice “storbo”, o la típica frase de la
suegra que se queja de que su nuera “nu era” lo que
quería para su hijo.
No
hay razón alguna para pelear por el amor de alguien…
¡Existe acaso algo más maravilloso que más y más
personas quieran a alguien que uno ya quiere!
Lo que viene a continuación no es un recetario, sino
algunos consejos que pueden ayudan:
1. Vivir un buen matrimonio.
Ser cariñosos, respetuosos, dialogar entre ustedes,
estar dispuestos a darlo todo por sus seres queridos
logrará que lleguen a ser suegros sin deudas pendientes
en su propia relación de pareja.
2. Ser buenos abuelos.
El amor, la preocupación, la entrega y el cariño por los
nietos van muy de la mano con los buenos suegros. ¿Cómo
va a ser mal suegro el abuelo que se preocupa hasta del
más mínimo detalle y que busca, ante todo, la felicidad
de su nieto?
3. Ser alegres.
Esta virtud es indispensable para una buena relación
intrafamiliar. La alegría está en la actitud con que se
enfrentan las cosas que rodean a la familia, sin temor,
sin ahogarse en un vaso de agua y viviendo el día a día.
4. Ser generosos.
Los suegros deberían estar disponibles: la
disponibilidad está en detalles como ir a buscar a los
nietos al colegio, quedarse cuidándolos cuando los
padres tienen que salir en la noche, invitarlos a comer
en familia, etc. Hay que dar sin esperar nada a cambio.
5. Ni tan cerca, ni tan lejos.
Es esencial estar siempre disponibles, pero no encima de
la pareja. Hay que dar, pero también marcar un límite,
mezclar la generosidad con la discreción. Por ejemplo no
inmiscuirse en las decisiones de la pareja: si ellos
piden consejo, dárselo, pero luego dejarlos libres para
que, incluso a tropezones, construyan su camino.
6. Ser tolerantes.
La tolerancia implica un sentido profundo del respeto y
no un simple “yo te aguanto”. Es admitir al otro como
legítimo y aceptar que mi punto de vista no es la verdad
absoluta. Es indispensable en los casos en que las
nueras o los yernos no son de su agrado, de lo
contrario, surgen los conflictos que alejan a sus
propios hijos.
7. Buscar puntos de encuentro.
Es importante ser comprensivos porque los hijos y sus
parejas pueden tener estilos de crianza distintos, por
lo que la clave es no girar en torno a las diferencias,
sino comprenderlos en sus decisiones. La comprensión
también va por el lado de los cambios en la vida de los
suegros: probablemente sus hijos ya no puedan pasar
todas las Navidades o Años Nuevos o comidas dominicales
con ellos, por lo que hay que saber entenderlos y no
atorarlos con presiones que lo único que hacen es
alejarlos.
8. Ser asertivos.
Es una alternativa que va muy de la mano con el tino y
la discreción. El clásico contra ejemplo es: “Mijita,
¿por qué hizo hot-dog si a mi hijo le gusta la carne
asada?”, o “¿No será muy tarde para que estos niños vean
televisión?”.
9. Ser un nuevo apoyo.
Las responsabilidades frente a los hijos cambian, al
igual que el protagonismo en sus vidas; por lo que la
nueva forma de apoyo puede ser menos frontal y más
discreta. Es decir, es mejor que pidan ayuda y no
precipitarse para no ser suegros entrometidos.
10. Crear ambiente familiar.
Hay que estar pendiente de los detalles y tener una casa
abierta, libre y disponible para quien quisiera llegar.
Son de mucha ayuda las comidas familiares los domingos
(donde nadie está obligado a ir). |