Alicia Cruzat. Revista Hacer Familia
Con o sin quererlo, los padres que se separan tienden a
formar alianzas con sus hijos. De ellas es probable que
surjan graves manipulaciones que se conocen como el
Síndrome de Alienación Parental. Sus consecuencias
pueden ser tan dañinas que es conveniente tratarlo a
tiempo.
Hace veinte años, el psiquiatra norteamericano Richard
Gardner diagnosticó el primer caso de Síndrome de
Alienación Parental (SAP), definiéndolo como la
manipulación del padre que tiene la custodia de los
hijos en desventaja del otro. Cinco años más tarde, dos
evidencias clínicas instaron a los expertos a ahondar
más en el tema: la existencia de adultos, hijos de
padres divorciados, con trastornos psíquicos; y de
padres que después de la separación habían perdido el
contacto con sus hijos y que tenían una grave crisis
psíquica.
Hoy se ha definido que la alienación parental consta de
tres actores: el padre alienador, que es el que tiene la
custodia del hijo y que lo manipula en contra del otro
(también se le llama programador); el padre alienado; y
el hijo alienado que es el más perjudicado. Para ahondar
en sus características, HF habló con Mariarita Bertuzzi,
psicóloga clínica de la Universidad La Sapienza, Italia.
¿Cuáles son las características de un padre alienador?
Hay tres formas de identificarlos: Se trata de padres
que no rescatan nada positivo del otro; menos enfrente
del niño, que difaman y atacan al padre no custodio
frente a los hijos y que han cortado todo tipo de
relación con el padre no custodio y le adjudican la
responsabilidad de todo lo que pasó. Por lo general, su
postura negativa es compartida por su entorno relevante
(parientes, amigos).
¿Por qué lo hacen? ¿Cuáles son sus motivos?
En general, se trata de padres emocionalmente muy
inestables, con estructuras de personalidad débiles, en
los que la separación despierta inseguridades y activa
sus miedos de abandono y soledad. De este modo, alienan
a sus hijos e intentan salvarse del riesgo de perderlos
atacando y destrozando la imagen del otro padre y de su
entorno. Esta dinámica es prevalentemente inconsciente.
Una
vez que han caído en esto, ¿cómo se les puede tratar?
Tanto para el padre alienador, como para el alienado y
el hijo perjudicado, la solución está en la
psicoterapia.
¿Individual o en conjunto con todos los involucrados?
Lo primero es el tratamiento individual para el hijo.
Por otro lado, está la psicoterapia con el padre
“programador”. Una vez avanzados estos procesos, lo
ideal es un tratamiento parental en el que los
progenitores logren acuerdos. En muchos casos, al padre
“atacado” se le trata en forma individual.
Si un niño no es tratado en forma adecuada, ¿cuáles son
las consecuencias?
Se pueden activar tres movimientos:
- El
niño empieza a dudar de la realidad porque el padre
programador la altera para atacar al otro. De esta
manera, pierde confianza en sí mismo.
-
Se alía e identifica totalmente con el padre
programador y actúa en contra del otro por miedo a
perder la protección y alimento del primero.
- Amputa
psíquicamente una parte de sí mismo, la que se
identificaba con el padre alejado y atacado. Esto
perjudica el desarrollo de su personalidad.
¿Es más frecuente en hombres o en mujeres?
No tiene que ver con el género. Sin embargo, dado que en
muchos países la custodia viene dada por las madres, se
ha observado más en mujeres.
¿Y en qué etapa del matrimonio ocurre con mayor
frecuencia? ¿Por qué?
No tiene que ver tanto con la edad del matrimonio, tal
vez sí con el ciclo vital en el cual se da la
separación. Mientras más chico es el hijo, más
probabilidades hay de que pueda ser “programado”.
¿Cómo identificar a un hijo alienado?
Se han descrito 8 manifestaciones principales del SAP
que pueden variar en intensidad y relevancia, y no estar
siempre todas presentes.
-
- La
campaña de rechazo y difamación por parte del padre
con custodia tiene graves efectos cuando el niño
describe al otro como “una persona sin alma, mala y
peligrosa”.
-
-
Las justificaciones aportadas por los niños
para defender sus posiciones hostiles en contra del
padre no custodio son irracionales, absurdas y no
tienen conexión real con la experiencia verdadera.
-
- La
falta de ambivalencia: uno de los padres es
considerado totalmente bueno y el otro, totalmente
malo. Esto puede ser indicador de un futuro desarrollo
limítrofe en el niño.
-
- La
inclinación automática de todo el entorno
significativo del padre programador en su favor.
-
- La
ampliación de las hostilidades, por parte del niño, a
toda la familia y al entorno del padre rechazado. Por
lo general, sus justificaciones son con fundamentos
absurdos y distorsionados.
-
- El
fenómeno de la “opinión propia”. Estos niños poseen
(ya a los 4 años) una opinión propia, articulada y
firme respecto de hechos complejos y dolorosos.
-
- Ausencia
de sentimientos de culpa en el niño por la crueldad
manifestada hacia el progenitor distanciado, que
generalmente se acompaña de exigencias económicas sin
escrúpulos.
-
- La
adopción de escenarios prestados por el progenitor con
custodia para acusar el otro, frente a los cuales el
niño interrogado demuestra total incoherencia e
incomprensión real debido a que se trata de la
repetición de un discurso escuchado con anterioridad.
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