Prof. Silvia Muñoz
Miedo a las personas disfrazadas
Los personajes malos de los cuentos infantiles
o de la cultura popular provocan un gran impacto en los
niños de estas edades, sobretodo si se los encuentran
físicamente y de forma brusca, ya sea en una persona
disfrazada o en una película del cine o de la
televisión. Su desbordante imaginación y la línea no
demasiado clara entre la realidad y la ficción hace que
toparse con la bruja mala pueda convertirse en una
experiencia aterradora.
Por eso, es muy importante evitar los sustos y
las bromas y preparar al niño si vemos que puede toparse
con este tipo de personajes. Darle la mano,
proporcionarle seguridad y protección y hacerle ver la
diferencia entre la realidad y la ficción son buenas
pautas a seguir.
Miedo a la separación
Ha esta edad, el niño ya ha empezado la
guardería o está a punto. Esa vivencia será para él una
separación forzosa ya que, de golpe y porrazo, se verá
obligado a pasar largas horas lejos de sus padres. Por
eso los padres deben preparar a su hijo para que viva la
experiencia de la separación de la manera menos
traumática posible. Lo mejor es favorecer su autonomía e
independencia.
La autonomía del pequeño se promueve reforzando
su comportamiento independiente, curiosidad intelectual,
responsabilidad, etc. ¿Cómo hacerlo? Respetando aquellas
decisiones que él tome y que sean posibles: "Me pongo
los zapatos solo, que ya sé".
Se deben evitar las conductas sobreprotectoras
o los sentimientos de miedo, tristeza, ansiedad, etc.
respecto al niño. Es importante que los padres aprendan
a controlar estas emociones ya que lo único que se
consigue es contagiárselas al niño.
Miedo a la enfermedad
Los niños en edad preescolar tienen un miedo
horroroso a hacerse daño, a las heridas, a ver.
Normalmente los niños con estos miedos tienen algún
familiar que sufre con lo mismo. Es un tipo de fobia que
se contagia rápidamente.
Si el niño ha de ser hospitalizado, es muy
normal que le asusten palabras como cirugía, dolor,
anestesia, etc. Se recomienda que los padres mantengan
una actitud serena y tranquila en la que el niño pueda
apoyarse y sentirse seguro. También es muy aconsejable
explicarle claramente lo que van a hacerle los médicos,
qué es la anestesia, que le darán pastillas para que no
le duela, desdramatizando la situación pero con la
máxima claridad. Está comprobado que el grado de
ansiedad que pasa un niño en el hospital es mucho menor
si se le explica lo que le va a suceder.
Para que nuestro hijo no desarrolle miedos
gratuitos o infundados, evitaremos todo tipo de bromas y
amenazas que hagan referencia al mundo
médico-hospitalario: "Si te portas mal te llevo al
médico a que te ponga una inyección", "Mira que aviso al
doctor", etc.
¿Qué podemos hacer para vencer el miedo?
Existen emociones contrarias al miedo que resultan ser los
mejores aliados para luchar contra él: nos referimos a
la alegría, la seguridad, el humor, el enfado, la
rabia o la risa. Enseñar al niño a enfrentarse a sus
miedos de la mano de alguna de estas emociones, resulta
muy eficaz.
Por ejemplo si el pequeño tiene miedo a la oscuridad, podemos
enseñarle sentir rabia hacia el objeto que teme. Entrar
en una habitación oscura sintiendo coraje o risa tonta,
enfadarse con la oscuridad y con los personajes que
imagina o burlarse de ella, son actitudes inteligentes.
Incluso podemos representarlo e inventar una historia:
que Juan entra en una habitación acompañado de un
poderoso guerrero que se llama Coraje o Risa, capaz de
vencer al Miedo porque es mucho más fuerte.
Estas historias ayudarán a
nuestro hijo a superar sus miedos y a sentirse de lo más
aliviado si consigue reírse dentro de una habitación a
oscuras.
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