La ruptura matrimonial es un drama se mire como se mire.
Supone demasiado sufrimiento para demasiadas personas,
el marido, la mujer y sobre todo los hijos. El
pensamiento dominante nos dice que hay que ayudar a las
parejas para que se separen de la manera menos
traumática posible. Esta es la política que se aplica
cada vez en más países.
Este planteamiento me parece un tremendo error. La
postura correcta es: "Vamos a hacer lo posible para que
ese matrimonio no se deshaga, vamos a ayudarles a salir
adelante"
En el fondo lo que hay son dos ideas antagónicas de la
sociedad y por tanto de su base que son, el matrimonio y
la familia. Por un lado se presenta una visión
individualista y hedonista de la vida, enemiga de los
compromisos y del esfuerzo. Su justificación es
supuestamente evitar todo sufrimiento.
Por otra parte hay una visión mas elevada del ser humano
que define que lo característico del hombre y la mujer
es su capacidad de compromiso y de cumplir lo prometido,
el hombre y la mujer son capaces de entregarse y ser
fieles. El sufrimiento en la vida existe querámoslo o
no, démosle sentido.
Bajo este planteamiento, en los próximos días
escribiremos sobre algunas herramientas que pueden ser
útiles cuando lo que se quiere es salvar un matrimonio y
ahorrar sufrimientos a los seres mas queridos.
Ser positivos u alegres.
Es verdad que las cosas se ven de distinta manera según
se sea actor o espectador de las mismas. Muchos pueden
considerar el divorcio como un gran progreso social, sin
embargo dudo mucho que quienes hayan sufrido un divorcio
piensen de igual manera.
La mayoría de los divorciados lo consideran un fracaso
personal y de hecho no conozco a nadie que esté
encantado de su divorcio. Todos, absolutamente todos han
sufrido y muchos se arrepienten de no haber hecho mas
por salvar su matrimonio.
¿Que diferencia hay entre las parejas que se divorcian y
las que mantienen su matrimonio? Para muchos expertos la
respuesta es que quienes tienen éxito en su
matrimonio saben gestionar mejor las crisis y las
situaciones difíciles.
Para defender el matrimonio es necesario superar el
ambiente negativo y resignado
que existe sobre él y no se debe admitir que el divorcio
sea un mal necesario. Esta manera de pensar nos permite
disponer de nuestra primera herramienta:
ser positivos y vivir la virtud de la alegría.
Tener una actitud positiva no significa ocultar la
realidad ya que los conflictos y las dificultades
existen. Asumir esto desde una actitud constructiva nos
pone en camino de gestionar bien las futuras crisis.
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