La sobriedad y la paciencia
Sobriedad
Qué difícil es hablar de sobriedad en una época
caracterizada por la búsqueda del placer y del afán
desmedido por acumular bienes de todo género; parece ser
que lo único necesario es cuidar las apariencias y
satisfacer nuestros deseos. La sobriedad no solo tiene
que ver con estar sobrio y el manejo del alcohol. Este
valor afecta otras realidades más importantes de nuestra
vida.
El valor de la sobriedad nos ayuda a darle a las cosas
su justo valor y a manejar adecuadamente nuestros
apetitos, estableciendo en todo momento un límite entre
lo razonable y lo inmoderado.
Por medio de la sobriedad, distinguiendo lo que es
razonable y bueno, nos esforzamos por utilizar de manera
moderada los cinco sentidos. Está muy relacionada con la
fortaleza, ya que “negarle al cuerpo” lo que pide supone
un ejercicio de dominio.
Para evaluar que tan bien estoy educando a mis hijos en
esta virtud nos ayudarán las siguientes preguntas:
·
¿Aprovechamos las cosas hasta el final, o las tiramos
mientras aún sirven?. En este punto convendrá descender
a lo concreto, y ver qué cosas hemos tirado en los
últimos meses y en qué estado se encontraban, ver si las
hemos tirado porque ya no servían o por consumismo,
¿hacía falta de verdad cambiarlas? (convendrá ser
honrado con uno mismo, pues es fácil engañarse)
·
En el caso de que demos “domingo” a nuestros hijos, ¿que
han hecho con la paga de la semana pasada? ¿En que la
han gastado? Ha sido en cosas necesarias o en caprichos
comprados por impulsos. ¿Con que frecuencia realizan
obras de caridad? Parte de la paga, ¿la dedican para
ayudar a los más necesitados?
·
¿Son nuestros hijos esclavos de las marcas y los
anuncios? ¿Y nosotros?. - ¿Intentamos conjugar el
capricho (a veces es bueno “dárselo”) con la sobriedad?
– El refrigerador es un buen termómetro de cómo se vive
la sobriedad. Abramos el refrigerador y veamos que cosas
de las que hay son necesarias y cuales son superfluas.
¿Es nuestro casa un hogar donde nunca falta de nada,
refrescos, papas fritas, dulces, aperitivos, etc. o
usamos estos para celebrar acontecimientos familiares?
·
Muchas familias realizan las compras en supermercados.
Esto brinda la oportunidad de hacer una lista y ceñirse
a ella. ¿La última compra se ajustó más o menos a la
previsión ó fue fruto del reclamo de las estanterías?
·
¿Salir al teatro, al cine es algo habitual, que no llama
la atención o es un acontecimiento? (Obviamente el buen
cine y el buen teatro son cultura y por lo tanto
positivos, la pregunta se dirige hacia el “consumo” de
ambos).
Paciencia.
Si nuestra época pudiera tener un nombre se llamaría
“prisa”. ¿Cómo esperamos que nuestra vida tenga más
cordura y sea más amable a los demás si todo lo queremos
“ya”? La paciencia es el valor que hace a
las personas tolerar, comprender, padecer y soportar los
contratiempos y las adversidades con fortaleza, sin
lamentarse; moderando sus palabras y su conducta para
actuar de manera acorde a cada situación.
La paciencia ayuda a resistir aquellas cosas o
situaciones que nos molestan, con serenidad. Es una
valor que va “a contrapelo” de nuestros tiempos,
caracterizados por las prisas y la falta de capacidad de
espera. No vamos a proponer que todas las familias se
vayan a pescar, pero pensar en lo que supone ir de pesca
nos ayudará a entender mejor la paciencia.
·
¿Fomento en mis hijos actividades que requieren el
ejercicio de la paciencia, por ejemplo: coleccionismo,
aprender a tocar la guitarra, etc.?
·
¿Les doy razones para “soportar” a un compañero pesado,
que se burlen de ellos en el colegio, etc.?
·
¿Que razones les doy para que hagan bien las cosas?
¿Somos capaces de esperar resultados o los queremos de
inmediato?
·
¿Tenemos nosotros paciencia con sus limitaciones y
defectos, para que de esta manera ellos también la
tengan?
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