Conoce los medios que te ayudarán a
actuar siempre con rectitud, veracidad y discreción.
Con toda seguridad, una de las cualidades que más
buscamos y exigimos de las personas es la honestidad.
Este valor es indispensable para que las relaciones
humanas se desenvuelvan en un ambiente de confianza y
armonía, pues garantiza respaldo, seguridad y
credibilidad en las personas
No debemos olvidar que los valores deben primero vivirse
personalmente, antes de exigir que los demás cumplan con
nuestras expectativas.
Recordemos que el valor de la honestidad: es una forma
de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta
que se observa hacia el prójimo, que junto a la
justicia, exige en dar a cada quien lo que le es debido.
La persona que es honesta puede reconocerse por:
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Ser siempre sincero en su comportamiento, palabras y
afectos.
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Cumplir con sus compromisos y obligaciones al pie de la
letra, sin trampas, engaños o retrasos voluntarios.
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Evitar la murmuración y la crítica que afectan
negativamente a las personalidad de los demás.
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Guardar discreción y seriedad ante las confidencias
personales y secretos profesionales.
*
Tener especial cuidado en el manejo de los bienes
económicos y materiales.
Parte importante de nuestro esfuerzo personal para
mejorar este valor, es reflexionar en nuestra actitud
habitual hacia la honestidad:
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¿Aprovecho el tiempo trabajando con intensidad y
profesionalmente? ¿Evito aparentar ocupación para no
recibir llamadas de atención?
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¿Cumplo con la promesa de no revelar confidencias
recibidas, sean personales o profesionales?
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¿Evito aprovecharme de la ignorancia, el descuido, las
debilidades o el exceso de confianza de los demás?
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¿Devuelvo con oportunidad y en buen estado, todo lo que
he recibido en préstamo?
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¿Reparo el daño causado a los bienes ajenos por mi
descuido o pereza?
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¿Rechazo toda murmuración o comentarios que afecten a la
reputación de los demás? ¿Procuro hablar siempre bien de
las personas?
*
¿Es mi comportamiento igual con todas las personas y en
todo lugar?
Para vivir con más cuidado y esmero el valor de la
honestidad, es de gran utilidad poner en práctica las
siguientes acciones:
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Debes ser fiel a tus promesas y compromisos por pequeños
que puedan parecer.
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Lleva con claridad el manejo que haces del dinero, sin
buscar quedarte con una parte alterando las cuentas,
inventando gastos o argumentando extravíos.
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Si adquieres una deuda págala con oportunidad. No te
escondas ni te molestes por el cobro, pues en justicia
debes cumplir con ese compromiso.
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Aléjate de la pereza y cumple con tus deberes, así no
tendrás necesidad de dar pretextos o mentir para
encubrir tu falta de responsabilidad.
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Habla siempre con la verdad. No inventes ni exageres
cosas sobre tu persona o sobre los demás. Lo mismo
ocurre ante los problemas, situaciones laborales o de la
vida cotidiana.
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No reveles aspectos negativos de la personalidad de los
demás, aunque no te hayan pedido guardar el secreto,
pues podrías caer en la murmuración, calumnia o
difamación.
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Acepta serenamente los errores y fallas que has
cometido, así como sus consecuencias; rectifica, y si es
necesario, pide disculpas.
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Evita criticar negativamente las normas que existen en
tu trabajo, la escuela o cualquier lugar, con personas
ajenas y con poco conocimiento de las circunstancias.
Dirígete al encargado, directivo o autoridad
correspondiente.
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No tomes ni utilices los bienes ajenos sin la aprobación
del legítimo propietario, aunque exista mucha confianza.
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Utiliza con propiedad los instrumentos de trabajo que
están bajo tu responsabilidad.
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Demuestra respeto y fidelidad a tu cónyuge, evitando
cualquier forma de coquetería o excesiva confianza con
personas del sexo opuesto. El engaño también es
incorrecto en el noviazgo.
La persona honesta, por sí misma, es garantía de
fidelidad, discreción, trabajo profesional y seguridad
en el uso y manejo de los bienes materiales.
Por el comportamiento serio, correcto, justo,
desinteresado y con espíritu de servicio que adquirimos
mediante la honestidad, esta se convierte en uno de los
valores más importantes para el perfeccionamiento de
nuestra personalidad. |