Por Deepak Chopra
Toda relación es una relación de dar y recibir. El dar
engendra el recibir, y el recibir engendra el dar. Lo
que sube debe bajar; lo que se va debe volver. En
realidad recibir es lo mismo que dar, porque dar y
recibir son aspectos diferentes del flujo de la energía
en el universo. Y si detenemos el flujo desde alguno de
los dos polos, obstaculizamos la inteligencia de la
naturaleza.
El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción
armoniosa de todos los elementos y las fuerzas que
estructuran el campo de la existencia. Y esta
interacción opera a través de la ley del dar. Puesto que
nuestro cuerpo, nuestra mente y el universo mantienen un
intercambio constante y dinámico, frenar la circulación
de la energía es como frenar el flujo sanguíneo. Cuando
la sangre deja de circular, comienza a coagularse y a
estancarse. Por ello, debemos dar y recibir para
mantener circulando permanentemente la riqueza y la
afluencia –o cualquier cosa que deseemos en la vida.
Cuanto más demos, más recibiremos, porque mantendremos
la abundancia del universo circulando en nuestra vida.
En realidad, todo lo que tiene valor en la vida se
multiplica únicamente cuando es dado. Lo que no se
multiplica a través del dar, ni vale la pena darse, ni
vale la pena recibirse. Si al dar sentimos que hemos
perdido algo, el regalo no ha sido dado en realidad, y
entonces no generará abundancia. Cuando damos a
regañadientes, no hay energía detrás de nuestro acto de
dar.
Dar en la Vida Diaria
La mejor manera de poner a funcionar la ley del dar –de
iniciar todo el proceso de circulación- es tomando la
decisión de que cada vez que entremos en contacto con
una persona, le daremos algo.
Una de las cosas que me enseñaron cuando era niño, y que
también les he enseñado a mis hijos, es nunca visitar a
alguien sin llevarle algo; no visitemos nunca a nadie
sin llevarle un regalo. No es necesario que sean cosas
materiales; podría ser una flor, un cumplido o una
oración. En realidad, las formas más poderosas de dar no
son materiales. Obsequios como interesarse, prestar
atención, dar afecto, aprecio y amor son algunos de los
más preciados que se pueden dar, y no cuestan nada.
Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en
silencio un buen deseo por su felicidad, alegría y
bienestar. Esta forma de generosidad silenciosa es muy
poderosa.
Cuanto más demos, más confianza tendremos en los efectos
milagrosos de esta ley. Y a medida que recibamos más,
también aumentará nuestra capacidad de dar.
Cómo Aplicar la Ley del Dar
Pondré a funcionar la ley del dar comprometiéndome a
hacer lo siguiente:
1. Llevaré un regalo a cualquier lugar a donde vaya y
para cualquier persona con quien me encuentre. Ese
regalo puede ser un elogio, una flor o una oración. Hoy
les daré algo a todas las personas con quienes me
encuentre, para iniciar así el proceso de poner en
circulación la alegría, la riqueza y la prosperidad en
mi vida y en la de los demás.
2. Hoy recibiré con gratitud todos los regalos que la
vida me dé. Recibiré los obsequios de la naturaleza: la
luz del sol y el canto de los pájaros, los aguaceros de
primavera o las primeras nevadas del invierno. También
estaré abierto a recibir de los demás, ya sea un regalo
material, un elogio o una oración.
3. Me comprometeré a mantener en circulación la
abundancia, dando y recibiendo los dones más preciados
de la vida: cariño, afecto, aprecio y amor. Cada vez que
me encuentre con alguien, le desearé en silencio
felicidad, alegría y bienestar.
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