Martita Fresno
M.
¿Qué impacto tiene esta situación en la familia?
Impacto en la mujer
En la
inmensa mayoría de los casos cuando el marido se queda
sin trabajo, las mujeres pasan a ser el roble del
jardín. Porque se convierten en el apoyo al que todos
recurren y si además trabaja, su ingreso pasa a ser
vital. "Su trabajo es como un salvavidas", afirma uno de
nuestros entrevistados, aunque para algunos hombres
signifique un golpe a su orgullo ver que ella logra
defender el presupuesto del hogar. Pero, si existe una
buena relación matrimonial y el marido es capaz de
reconocer el talento y apoyo de su mujer —además-
decírselo verbalmente, esta situación puede traer mucho
bien a toda la familia.
La
mujer —en general- entiende y acepta el mal genio, el
mal carácter y las malas caras del marido. Por aquí, por
allá, trata de ingeniárselas para salir del paso. Solas,
muchas veces, se toman los tragos amargos, cuando les
toca ir al colegio de los niños a decir que no tienen
dinero para pagar...."Pero lo que sí se les hace cuesta
arriba es tener al marido muchas horas en la casa. Les
altera la rutina y ese es un impacto fuerte para ellas",
afirma la psicóloga Grez. Por eso es importante
organizarle o asignarle algunas tareas para hacerle más
llevadero el ocio. En este punto también habría que
hacer un esfuerzo por mantener la calma, ceder ante el
cambio, y permitir que el marido, por un tiempo, abra el
refrigerador dos horas, revise el aseo y reclame por los
desperfectos en que antes no reparaba. Pronto las aguas
vuelven a su cauce y esa experiencia intra-hogareña
también puede transformarse en algo valioso para el
futuro.
¿Se lo decimos a los niños?
Definitivamente, este es un problema que afecta a todos
en la casa, no sólo al matrimonio. También a los hijos.
La familia es un equipo y, por lo tanto, debe enfrentar
unida la situación. Ahora, el cómo, dónde y cuándo se lo
digan va a depender de su edad, debiendo asumir que será
difícil que los niños menores de diez años entiendan por
lo que está pasando el papá. Mientras que en otros casos
serán los hijos adolescentes los más reacios a
comprender: a la larga, coinciden las especialistas,
todo va a depender de cómo hayan sido educados los hijos
y cómo viva la familia, si en torno al tener o al ser.
La
regla general, sin embargo, es que ellos reaccionen de
acuerdo a lo que han visto en su casa. Si están
acostumbrados a un papá trabajador, responsable,
tenderán a simpatizar con lo que él está viviendo. Por
el contrario, si lo que han visto es un padre
inconstante, flojo, sin ideales profesionales, tenderán
a culparlo y pensarán que si lo echaron, si no encuentra
trabajo, es por culpa suya.
De
cualquier forma, los hijos debieran, -sobretodo los que
están en edad de comprender lo que está sufriendo su
padre- apoyarlo. No juzgarlo. Incluso, si la situación
está al límite, que sepan acogerlo en su depresión.
Cuando vean que no duerme bien, que ha bajado de peso,
que no tiene fuerzas para salir a buscar trabajo que lo
acompañen y ayuden, indirectamente, a buscar trabajo.
Pedir y aceptar ayuda
Mucho
se ha dicho que vivimos en una sociedad competitiva,
individualista, donde se valoran más las apariencias que
las esencias. Pues bien, en el caso de la cesantía —más
si es prolongada- esto se confirma. El desempleado
siente que estar sin trabajo lo marca negativamente, que
a nadie le importa lo que a él le pasa y que por lo
mismo es mejor no exhibir su problema, ni demostrar
sufrimiento. Gran error el suyo, y también de quienes le
rodean y pueden tenderle una mano, no sólo para
ofrecerle trabajo sino comprensión, medios materiales si
es el caso, ideas... Aquí algunas actitudes concretas:
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Quien está sin trabajo tiene que darse ánimo y escuchar a todas las
sugerencias que le hagan, por descabelladas que le
parezcan. Por ello es vital que mantenga el contacto con
sus amigos y antiguos compañeros de trabajo, los reciba
si lo vis |