La comida familiar es de una riqueza extraordinaria para
cada uno de los miembros de la familia.
El comer todos juntos es buen momento para unir,
educar y compartir. De aquí la necesidad de fomentar,
desde que los niños son pequeños –siete años o incluso
antes- la importancia de comer en la mesa.
ENTRADA:
La importancia de comer en familia
Ingredientes:
-
Todos los miembros de la familia.
-
1 mesa de comedor.
-
Comida.
Con estos pocos y simples ingredientes se prepara
una sabrosa entrada con grandes beneficios familiares:
saber lo que le está sucediendo a cada miembro y
compartir experiencias. Unir y formar a los miembros de
una familia. Transmitir valores familiares. Inculcar
gustos y tradiciones propias, como por ejemplo una buena
receta.
Para lograrlo no se trata de comer juntos en esas
ocasiones especiales que se festejan en la mesa como
bautizos o cumpleaños, sino por el contrario, es la
comida diaria la que tiene un gran valor formador
para la familia y los padres deben defenderla a toda
costa.
PLATO DE PRINCIPAL:
Formación y Enseñanzas
Ingredientes:
- Una buena dosis de paciencia.
- Un poco de tolerancia.
- Muchas normas de urbanidad.
En muchas casas la "política" es que los más
chicos no coman con los grandes porque no se aceptan
mañas ni faltas de educación. Pero con este criterio,
¿cuándo se educa si no es en la mesa? Sin duda, que los
niños que comen con los grandes aprenden mucho sobre
buen comportamiento, pues se está en el lugar preciso
para hacerlo.
Con los ingredientes mencionados, la meta es
inculcar urbanidad y lograr actitudes tan simples pero
importantes como:
- Buena presencia: peinado y manos limpias.
- Respetar el turno para servirse, contener la ansiedad.
- Servirse bien: saber tomar y dejar los cubiertos como
corresponde.
- Esperar que todos se sirvan para empezar a comer.
- Sentarse bien y no poner los codos sobre la mesa.
- Comer bien: con la boca cerrada y llevar el cubierto a
la boca.
- No jugar con los cubiertos, ni hablar con la boca
llena.
- Usar correctamente la servilleta y no levantarse a
mitad de la comida.
Con estos detalles se logra un excelente plato de
fondo que es el respeto a los demás, evitando que
bajo el pretexto de la autenticidad o sencillez se deje
entrar la falta de cortesía.
POSTRE:
Todos al servicio
Ingredientes:
- Abundancia de buena voluntad.
- Mucha organización.
- Un poco de creatividad.
Tras una comida ha habido un esfuerzo oculto de
muchos. Alguien compró lo necesario y dispuso qué comer,
hubo que poner la mesa y preparar la comida, será
necesario lavar y guardar. Entonces, como postre, nada
mejor que coronar la comida con una organización en
la que todos participen y aprendan desde chicos la
importancia de ayudar.
MÁS ALLÁ DE LA MESA
El menú:
¿Qué hago de comer mañana? Puede ser una frase
torturadora para una dueña de casa si ésta se repite
todos los días. Por eso se puede encontrar un minuto
para que todos lancen ideas para el menú semanal. Así
éste incluirá las salchichas y papas fritas que pidieron
los niños, pero también las zanahorias y las lentejas
que los alimentan. Además se podrá balancear el menú, de
modo que no se topen dos días de caldo de verduras. Y,
sobre todo, hará que sea responsabilidad de todos
la comida.
Las compras:
A esta edad los hijos pueden ser grandes colaboradores a
la hora de hacer las compras. Llevarlos para que se
hagan cargo de un carro es una buena manera de
involucrarlos.
Poner la mesa y ayudar a servir: Los más chicos son especiales para esta tarea. Darlo como
encargo fijo y por turnos, evita el desorden que
significa que todos se paren o que ninguno lo haga.
Salidas fáciles:
Hay veces que por falta de tiempo o presupuesto se
tiende a la salida fácil. Pero no hay que dejarse
engañar: una pizza puede ser más cara que unas
deliciosas entomatadas; y se preparan más rápido unos
sabrosos macarrones con queso que los típicos hot dog.
El llamado:
El hecho de ser llamado a la mesa implica un momento de
calma. Se detiene todo lo que se estaba haciendo
por ir a sentarse y estar con los otros. Es un
paréntesis en la vida, una especie de retiro espiritual
de la familia.
La posición:
En la mesa se obliga a estar derecho y hacia adelante,
con ello hay una disposición del cuerpo de
comunicación y de mirarse más directamente. Hay que
destacar que toda reunión importante se hace en torno a
una mesa. El abocarse a comer implica un tiempo obligado
de atención, porque en la mesa no se aceptan
interrupciones. Para levantarse o ausentarse de ella,
debe ocurrir un hecho muy urgente o muy violento.
Alimentarse es un momento que te obliga a hablar.
El diálogo es más fluido. Esta instancia es la
gran escuela de educación.
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