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Nov, 13, 2006


 

 

 

 

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Primera “Adolescencia” (I)

La paciencia de los padres se pone a prueba ante la obstinación, el voluntarismo y la terquedad de un niño de dos años... ¿Ser flexibles, rígidos o indiferentes?

 

A los dos años los niños ya no son tan dóciles. Se encuentran en la edad de la obstinación, de la terquedad, del negativismo, de la independencia o del voluntarismo. El ¡no! Está a flor de piel y la paciencia de los padres es sometida a fuertes pruebas. Sin embargo, es una de las etapas más fascinantes de un hijo, porque por primera vez muestra su ¡yo! Con toda espontaneidad. Y es que a esta edad cualquier iniciativa puede ser usada en contra del adulto: desde la elección de la ropa, la definición del postre hasta negarse a bañar o comer.

Su objetivo no es organizar un complot en contra de los padres, sino vivir el primer proceso de la independencia psicológica. Etapa natural y necesaria en todo niño. Toman conciencia del "yo" y surgen los primeros intentos por separarse de quienes dependen efectivamente. Perciben que son personas con capacidad de decisión y que tienen los medios para lograr sus objetivos. De ahí que ya no responden a todos los requerimientos de los adultos.

Es en este proceso psicológico -absolutamente normal- donde los papás deben poner a toda marcha su capacidad de negociación y tolerancia, porque si bien es un período desgastador, es también uno de los más atractivos e importantes de todos: es ahora cuando el hijo marca su personalidad. Sin embargo, la búsqueda de esta sana autonomía trae una dosis de tensión. Para minimizar y poder encauzar los esfuerzos en el arte de educar, hemos intentado adentrarnos en el mundo de los niños.

NORMAS CLARAS

Los tiempos han cambiado y los niños son más temerarios frente a sus padres. De ahí que es básico a esta edad, mantener, contra viento y marea, las normas claras. Los niños concentran todos sus esfuerzos en salirse con la suya a como dé lugar. Por ello es imprescindible rayar la cancha y negociar en cosas de menor importancia. Si bien cada familia está consciente de lo básico y lo superfluo, lo importante es tener presente qué hechos desarrollan u obstruyen la personalidad del hijo. Tan vital como poner los límites, lo es el tener la posibilidad de elección en algunas áreas.

Otra condición es que las normas sean consistentes: a pesar del cansancio o la terquedad del interlocutor no se debe ceder en lo fundamental o contradecir al cónyuge. Esta actitud no sólo obedece a una cuestión práctica- sino Normativa, por cuanto a esta edad los niños toman conciencia de lo moral. Debe existir una "política familiar" que establezca las normas de la casa y, tanto los padres como otros adultos que estén a cargo de los menores, deben respetarlas cabalmente. El niño no entenderá nada, si se le dice que lo que es bueno hoy, mañana es malo, ó viceversa. También es fundamental marcar el tono que debe ser impuesto por los padres y respetado por todos los habitantes del hogar, especialmente las empleadas, que en este sentido deberán ser eficaces colaboradoras de los progenitores.

DESOBEDIENCIAS

A pesar de las indicaciones anteriores, hay menores que son más perseverantes en conseguir sus metas. Ellos literalmente no obedecen y al corregirlos hacen una pataleta. Responder con agresión física o verbal sólo alargará el proceso, porque el menor acumulará rabia y será más negativo. Esto se transformará en un círculo vicioso: provocación-agresión.

De ahí que se recomiende corregir a través de medidas inmediatas, reales y factibles. Por ejemplo: si tiró la comida ordenarle que la recoja, si contestó mal, que pida perdón, si está con pataleta, que se vaya a su pieza hasta que se le pase. Nunca amenazarle con un "te voy a matar", o si es lunes "te vas a quedar sin jugar el sábado". El niño sabe que no es posible o cuando llegue el momento de cumplirlo, ya se le habrá olvidado por qué lo están castigando. Tampoco se puede pretender que el menor entienda los argumentos, porque para él no hay más razones que el hacer valer su voluntad. Un ¡NO! categórico y enfático, mirando a los ojos, vale más que mil.

La próxima semana hablaremos de cómo prevenir los berrinches o pataletas, características típicas de esta edad y algunas ideas para evitar la sobreprotección en esta etapa.

 Lic. Rosa Elena Ponce V. 

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