Hoy concluiremos este tema e invitamos a todos los
matrimonios a realizar en serio la reflexión final.
Valentin
Araya-Mesen
·
La Libertad.
La libertad se entrega por amor, y por amor a la
libertad nos atamos al matrimonio. Es importante no
esclavizar al cónyuge, dejándole libre para que crezca
como ser humano. No la domines, ámala.
·
Armonía sexual. ¿No saben ustedes que sus cuerpos son templos vivos del espíritu
santo, que habita en ustedes y que lo han recibido de
Dios? Entonces que sus cuerpos sirvan para dar gloria a
Dios. Un acto sexual debe ser consecuencia de un gran
amor. Es ahí donde se descubre el misterio de la
sexualidad, en el amor de los esposos. El acto sexual es
una manifestación de amor que sobrepasa las limitaciones
de las palabras. Una manifestación que expresa el amor,
el afecto, la unidad que un esposo y su esposa deben
compartir en medio de todas las responsabilidades y
trabajos de la vida diaria. Dios creó al acto sexual
como una bendición para el matrimonio y una fuente de
gozo para el hombre y la mujer.
·
Responsabilidad.
Ser responsable no es únicamente llevar al hogar lo
necesario para cubrir las necesidades materiales. Ser
responsable es no olvidar el compromiso adquirido frente
al altar de educar cristianamente a sus hijos. Ser
responsable es preparar a los hijos para la sociedad
para que puedan dar testimonio cristiano con sus vidas,
a través de una alta escala de valores morales y
espirituales. Ser responsable es saber administrar el
tiempo en favor de la familia.
·
El amor.
No es por ser menos importante que se ha puesto de
último. El amor es lo que da sabor a todo lo demás. El
amor es el vehículo que hace que todos los elementos
anteriores entren en relación en la vida matrimonial. Es
el que da sentido y valor al matrimonio. Si no hay amor,
todos los otros valores se desmoronan y el matrimonio se
desfigura en un contrato temporal que sólo satisface
apetitos egoístas.
·
La Oración.
Aunque tal vez no todos los que leen este boletín sean
religiosos, permítanme hablarles un poco de la oración
en el matrimonio: La oración es algo a lo que Dios no se
puede negar. Si se ora en pareja, esa oración va a ser
contestada por Dios, quizá no en la forma en que se
espera, pero en la forma en que sea de más provecho y
ayuda. Dicen que la oración es la debilidad de Dios y la
fortaleza del hombre.
Todo matrimonio que, de una manera u otra, dé importancia a los
anteriores elementos, asegurará su permanencia y su
felicidad.
Para la reflexión
1.
¿Cuáles de los anteriores elementos sí están
presentes en mi matrimonio?
2.
¿Cuáles elementos no están presentes?
3. ¿Cómo puedo incluir dentro de mi relación
aquellos elementos que me faltan?
Lic. Rosa Elena
Ponce V. |