Padre Alejandro Cortés
González-Báez
Jerusalén, a 24 de diciembre de 0000.
Querido diario:
Hoy
de nuevo nos despertaron a las cinco de la mañana, y la
verdad, no entiendo la prisa. Como te lo he venido
contando desde que emprendimos este curioso viaje, allá
en nuestras muy lejanas tierras, cada día comprendo
menos a los humanos, y que conste que no me quejo de mi
amo pues el buen rey Gaspar es un estupendo tipo, pero
eso de lanzarse a un viaje como éste con todas las
desmañanadas que llevamos, y todo para seguir una
estrella, no me cabe en la cabeza.
La
verdad es que ya estoy harto, por lo que nada más
regresando a mi tierra voy a presentar una queja formal
con mi líder ante la Sección 24 del Sindicato Único de
Camellos Jorobados de Adís Abeba, pues como diría un
Sultán amigo mío: “Está bueno el encaje, pero no tan
ancho”.
Estos humanos piensan que nosotros no nos enteramos de
lo que hablan, como si fuéramos muy burros, pero déjame
decirte que mi abuelo paterno dominaba tres idiomas
humanos, y otros tantos camellares o camellinos (Nota:
la Real Academia de la Lengua Árabe acepta los dos
términos).
Como
te decía estoy muy contento con mi amo pues solemos
entendernos bastante bien, aunque como todos los hombres
tiene sus defectos... pobrecitos. Pero en fin, dentro de
su especie es de lo mejor que conozco.
Mira
cuando lo oí hablar con Melchor y Baltazar sobre esta
aventura pensé que se trataba de una broma, pues los
tres tienen un excelente humor, ¡pero, era en serio!
¡Hazme el favor! Se trataba de un viaje para adorar a un
recién nacido que, además resulta ser el rey de los
judíos, como si este asunto nos importara a nosotros.
Como comprenderás yo nunca estuve de acuerdo en ello,
pues me pareció una idea absolutamente descabellada,
pero como siempre sucede: no se tomaron la molestia de
pedirme mi opinión.
Yo
siempre he sido un camello muy centrado y me gustan las
cosas claras. Si un viaje es necesario por cuestión de
negocios, o de paseo, estoy de acuerdo, pero este tipo
de aventuras, y sobre todo si son de carácter religioso,
me parecen una auténtica pérdida de tiempo. Así de
claro. Además me parece una imprudencia meternos en
problemas con Herodes, pues aunque a ellos los engañe, a
mí no. Estoy convencido de que algo trama.
Belén, a 06 de enero de 0001.
Querido diario:
Hoy pude ver de cerca al niño del que te había hablado.
¿Y sabes qué? Puedes olvidarte de todo lo que te dije
antes. Ellos tenían razón: Este
viaje valió la pena.
Lic. Rosa Elena
Ponce V. |