Clave para un buen matrimonio
Un matrimonio feliz
depende de que el esposo y la esposa unan esfuerzos.
Para descubrir y experimentar las inestimables alegrías
de un buen matrimonio es fundamental la comunicación
constructiva.
Cuál es la esencia de la comunicación constructiva
Se define comunicación
como “transmisión o intercambio de ideas, opiniones o
información mediante el habla, la escritura o las
señas”. Por tanto, implica dar a conocer sentimientos e
ideas. Y para que sea constructiva, estos deben ser
edificantes, reconfortantes, virtuosos, dignos de
alabanza y consoladores
La confianza y la
comprensión mutuas hacen posible la comunicación
constructiva. Estas cualidades se obtienen cuando el
matrimonio se considera una relación para toda la vida y
existe el compromiso sincero de hacer que funcione.
Joseph Addison, ensayista del siglo XVIII, escribió
sobre esa relación: “Dos personas que se escogen la una
a la otra de entre toda la familia humana, con el objeto
de atenderse mutuamente, se comprometen con esa acción a
responder a las flaquezas y las perfecciones de su
pareja con buen humor, afabilidad, discreción, perdón,
paciencia y alegría, hasta el fin de sus días”. Qué
feliz es una unión de ese tipo. Mediante la comunicación
constructiva podemos adquirir esas preciosas cualidades,
que adornarán nuestro matrimonio.
Estorbos para la comunicación constructiva
La mayoría de las parejas
abordan el matrimonio con optimismo, hasta con euforia.
Pero en el caso de muchas de ellas, la euforia
desaparece enseguida y el optimismo se desvanece. La
seguridad tal vez se vea reemplazada por una mezcla
amarga de frustración, ira, hostilidad y hasta profunda
antipatía. La convivencia marital se ve reducida
entonces a una relación en la que no queda más que
aguantar ‘hasta que la muerte los separe’. Si se desea
mejorar o conservar la comunicación constructiva
necesaria para que exista un buen matrimonio, hay que
eliminar determinados estorbos.
Un verdadero estorbo es
el temor a la reacción del cónyuge a determinada
información o deseo. Por ejemplo si por darle gusto a la
pareja no se platica que le disgusta tal o cual actitud
del otro, en el principio del matrimonio tal vez no pase
nada pero a la larga, con el trato diario, esa situación
puede causar serios conflictos por no haberse comunicado
a tiempo.
Otro estorbo para la
comunicación constructiva es el resentimiento. Se ha
dicho con acierto que los matrimonios felices son la
unión de dos personas que saben perdonar. Un buen
consejo es el de no dejar que termine el día con un
resentimiento entre ambos, esto exige sin duda alguna
una comunicación humilde tratando de perdonar de
corazón.
Un estorbo claro para
todo tipo de comunicación es retirarse la palabra, lo
cual implica, además de que uno de los cónyuges deje de
hablar al otro, las expresiones taciturnas, los suspiros
profundos y las acciones mecánicas. Quien actúa de ese
modo está dando a entender que siente cierto desagrado.
Pero hablar de los sentimientos personales de una manera
franca y afable contribuye mucho más a mejorar el
matrimonio que guardar silencio y estar malhumorado.
Prestar poca o ninguna
atención cuando habla el cónyuge es otro obstáculo que
ha de superarse si se desea una buena comunicación en la
intimidad del matrimonio. Tal vez estar cansados o
atareados nos impida disponer de la energía mental y
emocional que hace falta para escuchar con atención.
Quizá se discuta sobre ciertos planes que para uno de
los cónyuges se habían expuesto con claridad, mientras
que para el otro es la primera vez que se habla de
ellos. Obviamente, la mala comunicación es la causa de
esas dificultades.
La próxima semana
continuaremos con la forma de fomentar la comunicación
constructiva en el matrimonio
Lic. Rosa Elena
Ponce V. |