Es muy importante dedicar tiempo a la comunicación
amorosa y constructiva.
Igual que hay un tiempo
apropiado de hablar, lo hay de permanecer callado. Dijo
el sabio: “Para todo hay un tiempo señalado, [...]
tiempo de callar y tiempo de hablar”. De hecho, también
hay palabras adecuadas que decir. Por ello, determinemos
cuál es el mejor momento de dar nuestra opinión o
exponer lo que nos preocupa. Preguntémonos: “¿Está mi
cónyuge cansado, o se encuentra relajado y fresco?
¿Puede provocar una discusión el tema que quiero
plantear? ¿Qué le molestó de mi manera de exponer este
asunto la última vez que lo tratamos?”.
Es conveniente recordar
que las personas reaccionan mejor cuando perciben cómo
les beneficiará a ellas colaborar con la petición
o acceder a ella. Si hay tensión entre los esposos, uno
de ellos pudiera sentirse tentado de decir: “Hay algo
que me molesta, así que vamos a aclararlo ahora mismo”.
Es verdad que la manera exacta de expresarse dependerá
de las circunstancias, pero sería mejor decir algo así:
“Cariño, he estado pensando en lo que hablamos antes y
en cómo arreglar las cosas”. ¿Qué manera de abordar el
asunto es más probable que agradezca nuestro cónyuge?
En efecto, es muy
importante cómo se dicen las cosas.
Procuremos que el tono de voz y las palabras que usamos
sean agradables.
En el caso de algunos
matrimonios, colaborar en algunas tareas de la casa
propicia un buen ambiente para la comunicación. Tal
cooperación fomenta la sensación de estar compenetrados,
a la vez que proporciona el tiempo para tener
conversaciones edificantes. En el caso de otros
matrimonios, es mejor y favorece más la comunicación
constructiva estar juntos tranquilamente sin hacer nada.
Normalmente se aprende
mucho observando cómo se comunican las parejas
compatibles. ¿Qué ha contribuido a que sean así? Es muy
probable que su armonía y la facilidad con que se
comunican sean la consecuencia de su esfuerzo personal,
paciencia y consideración amorosa. Ellos mismos tuvieron
mucho que aprender, pues no se consigue un buen
matrimonio por casualidad. Es muy importante tomar en
consideración la opinión del cónyuge, percibir sus
necesidades y relajar con una palabra prudente las
situaciones que puedan causar tensión. Por tanto, si
estamos casados, hagamos lo posible por lograr que sea
agradable vivir con nosotros y que sea fácil pedirnos
disculpas. Eso contribuirá mucho a que tengamos un buen
matrimonio.
Por otro lado, hay
quienes pasan muchas horas delante del televisor viendo
la vida de otras personas y dejan muy poco tiempo para
la suya. Por tanto, apagar el televisor suele ser una
medida necesaria para conseguir una comunicación
constructiva.
Lo ideal es que las
personas disfruten de matrimonios felices y duraderos,
pero la clave la tienen quienes se casan. Son necesarias
dos personas amorosas que dominen el arte de la
comunicación constructiva para conseguir un matrimonio
feliz.
La comunicación constructiva contribuye a unir los
corazones en un amor duradero.
Lic. Rosa Elena
Ponce V. |