En la evolución de las personas se dan características
comunes, en mayor o menor medida, a todos los de la
misma edad. El conocimiento de éstas ayuda mucho en la
tarea de educar.
El
conocer como son nuestros hijos y porque les pasan las
cosas, durante la adolescencia, nos ayudará a
tranquilizarnos y animarnos a seguir brindándoles una
herramienta que los ayude a superar con éxito esta etapa
necesaria y de la que, aunque se diga lo contrario, se
puede disfrutar.
Esta
etapa es larga, y no es lo mismo a los 13 años que a los
16, a pesar de eso, se dan una serie de características
comunes como son:
-
Un
fuerte impulso de autoafirmación y una aparente
seguridad cuando lo que ocurre realmente es que son
muy inseguros. Aparecen intransigentes en sus ideas.
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Tienen un gran sentido del ridículo por lo que son muy
sensibles a las criticas, más sin son en público.
-
Se
encierran mucho en si mismos dando vueltas y más
vueltas a “sus problemas”. No les gusta ser
interrogados, en cambio sí les gusta el diálogo.
-
Se da
un desbordamiento de la afectividad que les hace pasar
de estados de tristeza a estados de euforia sin
motivos aparentes. Esta es la razón de hacer las cosas
cuando “me nace”.
-
Necesitan a los amigos, comienzan las amistades más
íntimas.
-
No
soportan los discursos, exigen sinceridad y
autenticidad. Buscan en los padres y mayores modelos
de autenticidad y lucha por ser mejores. Por eso, en
esta etapa, más que nunca los padres debemos de ser
coherentes en lo que decimos y lo que hacemos.
-
Necesitan y desean la vida en familia y el apoyo que
esta les da, pero desde la autonomía y el respeto a su
intimidad.
-
Necesitan que les marquen límites concretos y claros y
sobre todo que se hagan respetar esos límites.
Ante esta situación que a muchos desconcierta ¿Qué
podemos hacer los padres?, desde luego no cruzarnos de
brazos y esperar a que pase el chaparrón, podemos:
-
Conocer y estudiar esta etapa y desde este
conocimiento vivir la virtud de la paciencia,
por ejemplo, ver en que situaciones nos “sacan de
quicio” y controlarnos en esos momentos concretos. Con
ello conseguiremos un ambiente familiar de sosiego que
es lo que necesitamos todos.
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Ayudarles a ser dueños de sí mismos. Esto se puede intentar en una lucha por vencer los
caprichos, las marcas, etc..Tarea en la que los padres
deberemos ser punto de referencia y ejemplo.
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Ayudarles a buscar la verdad y lo bueno
y animarles a esforzarse por vivirlo. Los
adolescentes son muy sensibles a las injusticias y a
la necesidad ajena, pero necesitan orientación para el
compromiso y concretarlo.
-
Enseñarles a pensar y reflexionar antes de actuar o tomar una decisión.
No hacerles todo, aunque nos resulte más cómodo. Que
no se dejen vencer al primer contratiempo o ante el
“no se me antoja” dejándose llevar por el estado de
ánimo.
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Dar cada vez más autonomía, buscar aspectos de su vida o de la vida familiar sobre los
que puedan decidir. Ante el acierto alabar, ante el
fracaso animar.
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Con el ejemplo enseñarles a pedir perdón,
a asumir los fracasos a responsabilizarse de ellos
evitando el victimismo.
-
Aceptarles
con todo lo que les pasa, ayudarles a aceptarse,
identificando y explicando el porqué les pasan las
cosas.
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Buscar situaciones de abrirse a los demás,
procurando que no se encierren en sus problemas
cotidianos, hacerles ver el sufrimiento ajeno.
Los seres humanos somos únicos e irrepetibles por los tanto lo que aquí
sugerimos es solo eso, pautas para guiarnos, no son
recetas de cocina, así es que cada quien deberá
adaptarlas a cada uno de sus hijos y para eso debemos
“invertir” tiempo en conocerlos. Así es que ¡Sigamos
adelante y disfrutemos de nuestros adorables
adolescentes!
Si necesitas ayuda sobre este o cualquiera de los temas que tratamos no
dudes en comunicarte con nuestros profesionales a
ayuda@emergencia.org.mx
Lic. Rosa Elena
Ponce V. |