Arriésgate a ver tu vida a través del barro y verás que
eres un tesoro hecho y creado por Dios.
Colaboración: Alejandro
Bûnsow Wilson F.S.C.
En
un país, lejano existía una enorme estatua de Barro, La
estatua de barro alcanzaba casi tres metros de altura.
Durante generaciones había sido considerada sagrada por
los habitantes del lugar.
Un
día, debido al crecimiento de la ciudad, decidieron
trasladarla a un sitio más apropiado.
Esta
delicada tarea le fue encomendada a un reconocido monje,
quien, después de planificar detenidamente, comenzó su
misión.
Fue
tan mala su fortuna que, al mover la estatua, ésta se
deslizó y cayó, agrietándose en varias partes.
Compungidos, el monje y su equipo decidieron pasar la
noche meditando sobre las alternativas.
Fueron unas horas largas, oscuras y lluviosas. El monje,
en vez de desesperarse, se enfocó en encontrar una
salida.
De
repente, al observar la escultura resquebrajada, cayó en
cuenta que la luz de su vela se reflejaba a través de
las grietas de la estatua.
Pensó que eran las gotas de lluvia. Se acercó a la
grieta y observó que detrás del barro había algo, pero
no estaba seguro qué.
Lo
consultó con sus colegas y decidió tomar un riesgo que
parecía una locura: Pidió un martillo y comenzó a romper
el barro, descubriendo que debajo se escondía una
estatua de oro sólido de casi tres metros de altura.
Durante siglos este hermoso tesoro había sido cubierto
por el ordinario barro. Los historiadores hallaron
pruebas que demostraban que, en una época, el pueblo iba
a ser atacado por bandidos.
Los
pobladores, para proteger su tesoro, lo cubrieron con
barro para que pareciera común y ordinario.
El
pueblo fue atacado y saqueado, pero la estatua fue
ignorada por los bandidos. Después, los sobrevivientes
pensaron que era mejor seguir ocultándolo detrás del
barro.
Con
el tiempo, la gente comenzó a pensar que la estatua de
Oro era una leyenda o un invento de los viejos.
Hasta que, finalmente, todos olvidaron el verdadero
tesoro porque pensaron que algo tan hermoso no podía ser
cierto.
Nuestros tesoros son nuestra capacidad de dar,
disfrutar, agradecer, reír; de perdonar, de soñar en
grande, de pasar por encima de las pequeñeces y de
valorar en uno mismo y en otros lo que verdaderamente es
importante.
Arriésgate a ver tu vida a través del barro y te darás
cuenta de que eres un tesoro hecho y creado por Dios a
su imagen y semejanza creado para hacer buenas obras y
andar en ellas.
Lic. Rosa Elena
Ponce V. |