Es muy importante saber, que el perdón no exime de culpa
al ofensor, sino que libera al ofendido. Usted y yo
necesitamos decidir perdonar, para ser libres de las
heridas del alma.
Por: Rafael Ayala.
Los
pasos principales para perdonar a alguien son los
siguientes, a saber:
·
Identifique plenamente la herida específica que le
hicieron, y la persona que se lo hizo.
·
Decida
perdonarla a pesar de lo que siente en su corazón.
·
Confiese con su boca ese perdón aunque usted esté sólo,
no tiene que ir a decírselo a aquella persona; lo puede
hacer usted en la privacidad donde se encuentre en ese
momento.
·
Yo
podría ir y decirle a alguien: "te perdono por esto y
aquello", y aquella persona decir: "pues mira si te lo
puedo volver a hacer lo repito otra vez".
·
Recuerde que el perdón no es para liberar de culpa al
otro, sino para que yo sea libre de las heridas del
alma.
Acérquese a Dios y dígale desde el fondo de su alma:
"Señor, yo decido perdonar, quítame lo que siento, borra
de mi corazón estas heridas, dame un corazón nuevo, te
entrego el mío, ven a mi vida Jesucristo a ti te
lastimaron profundamente, a ti te dañaron y te atreviste
a decir a tu padre: "perdónalos por que no saben lo que
hacen", ¡Señor, yo te digo hoy perdona a tal persona,
por que me lastimó profundamente, y llévate de mi
corazón este amargo sentimiento!, "yo hago mi parte, tu
haz la tuya".
También
nosotros hemos lastimado a mucha gente, con intención ó
sin ella, hemos herido profundamente el alma de nuestros
seres queridos; hay que pedirles perdón. Las situaciones
que recordamos en las que estamos conscientes que los
hemos ofendido, necesitamos anotarlas, y debemos
decirles: "perdóname".
Si
usted no puede ir haga uso de una llamada telefónica, de
una carta, de un correo electrónico ó de una tarjeta de
disculpa, y dígale desde dentro de su corazón: "yo te
lastimé en aquella ocasión, con esto y con está otra
situación, te pido de corazón que me perdones", si la
persona lo perdona ó no ese no es problema suyo, usted
ya es libre de ese nudo, que lo tenía amarrado en su
corazón. Usted y yo no podemos decidir que los demás
desaten sus propios nudos.
El
perdón es un mecanismo para que nuestro corazón sane de
las heridas, para que nuestra alma brille, para que
nuestra vida vaya en aumento, para que usted y yo
podamos desarrollar este potencial que poseemos y que
nadie nos puede quitar nunca.
Lic. Rosa Elena
Ponce V. |