Aunque originalmente eran siete, encontramos un ocho
magnífico.
Por: Lic.
Mª del Carmen Camacho Gil
7.- Trata de no obsesionarte por lo de siempre.
¿Qué es lo de siempre? Su madre, su trabajo, las tareas
domésticas. A cada uno le da por una cosa. Cuidado con
las obsesiones, sólo conseguirás sacar las cosas de
quicio y hacer el problema más gordo. Quien busca,
encuentra. Saca ese asunto de tu vida. No lo nombres, no
lo menciones, no hables de ello. Sólo dejará de ser un
problema cuando dejes de darle protagonismo en tu
relación de pareja.
Si es una cuestión de tomar decisiones, tómalas y actúa
en consecuencia, pero deja de “machacar con lo mismo”.
¿Por qué sacamos una y otra vez cosas como lo mal que me
cayó lo que hiciste el día tal...? (Lo que me dolió un
comentario, un gesto, una acción), ¿hasta cuando lo vas
a estar recordando y culpándolo o haciéndole sentir mal
por aquello? Ya va siendo hora de que olvides. Recuerda:
Nosotros damos permiso a las personas para que nos
puedan hacer daño, reviviendo malos recuerdos me golpeo
una y otra vez, sacando punta a lo de siempre, me
golpeo una y otra vez. ¡Basta ya!
8.- No dediques toda tu energía en preocuparte por tu
relación de pareja.
No le dediques toda tu energía ni todo tu tiempo a darle
vueltas al asunto. Recuerda el primer consejo. Si tú no
estás bien, nada lo estará.
Pensamos con más claridad cuando tomamos distancia de
nuestros problemas. Tomamos distancia cuando
diversificamos nuestra atención, nos olvidamos por un
rato del asunto y podemos volver a ello viéndolo desde
otro punto de vista, con otro ánimo, con otras
experiencias.
Cuídate mucho, date caprichos (los hay muy baratos: oír
música, darte un baño, comprarte un libro, ir al café
con una amiga, etc.) Refuerza tu autoestima, haz cosas
(dentro de tus posibilidades) que te permitan sentirte
mejor contigo misma y que no tengan nada que ver con él.
Puede ser tan sencillo como hacer una nueva receta de
cocina, ir a la peluquería, inscribirte en un curso,
conversar amigablemente con alguien desconocido, cuidar
tu dieta, hacer ejercicio, etc. Se trata de aprender
alguna habilidad nueva, ponernos pequeñas metas o
simplemente disfrutar de cosas sencillas.
No seas catastrófica pensando en todo lo que va mal y lo
que podría ir aún peor. Se positiva, disfruta de lo
que la vida te ofrece, de lo que sí va bien, de lo que
aún puede ir mejor. Tu estado de ánimo cambiará si
cambias tu actitud ante las dificultades.
Primera y última regla:
QUIÉRETE.
Primer y último objetivo:
SÉ
FELIZ.
Primera y última obligación:
CUÍDATE.
Primer y último derecho:
RESPÉTATE.
Lic. Rosa Elena
Ponce V. |