Aunque el camino sea largo y difícil, no te dejes
vencer... si eres constante, tus sueños pueden
convertirse en realidad.
Colaboración Aída Robles
Una pequeña oruga caminaba un día en dirección al sol.
Muy cerca del camino se encontraba un saltamontes.
"¿Hacia donde te diriges?" - le preguntó -.
Sin dejar de caminar, la oruga contestó:
"Tuve un sueño anoche: soñé que desde la punta de la
gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi
en mi sueño y he decidido realizarlo".
Sorprendido, el saltamontes dijo mientras su amigo se
alejaba:
"¡Debes estar loco!, ¿cómo podrás llegar hasta aquel
lugar?, ¿tú?, ¿una simple oruga? .... una piedra será
una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco
una barrera infranqueable"...
Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó, su
diminuto cuerpo no dejó de moverse.
De pronto se oyó la voz de un escarabajo preguntando
hacia dónde se dirigía con tanto empeño. La oruga contó
una vez más su sueño y el escarabajo no pudo soportar la
risa, soltó la carcajada y dijo:
"Ni yo, con patas tan grandes, intentaría realizar algo
tan ambicioso", y se quedó en el suelo tumbado de la
risa mientras la oruga continuó su camino, habiendo
avanzado ya unos cuantos centímetros.
Del mismo modo la araña, el topo y la rana le
aconsejaron a nuestro amigo desistir: "¡No lo lograrás
jamás!" le dijeron, pero en su interior había un impulso
que lo obligaba a seguir. Ya agotado, sin fuerzas y a
punto de morir, decidió parar a descansar y construir
con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar. "Estaré
mejor", fue lo último que dijo y murió.
Todos los animales del valle fueron a mirar sus restos,
ahí estaba el animal más loco del campo, había
construido como su tumba un monumento a la insensatez,
ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió por
querer realizar un sueño irrealizable.
Esa mañana en la que el sol brillaba de una manera
especial, todos los animales se congregaron en torno a
aquello que se había convertido en una advertencia para
los atrevidos. De pronto quedaron atónitos, aquella
concha dura comenzó a quebrarse y con asombro vieron
unos ojos y unas antenas que no podían ser las de la
oruga que creían muerta, poco a poco, como para darles
tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las
hermosas alas de mariposa de aquel impresionante ser que
tenían en frente, el que realizaría su sueño, el sueño
por el que había vivido, por el que había muerto y por
el que había vuelto a vivir. Todos se habían
equivocado......
Fuimos creados para conseguir un ideal, vivamos por él,
intentemos alcanzarlo, pongamos la vida en ello y si nos
damos cuenta que no podemos, quizá necesitemos hacer un
alto en el camino y experimentar un cambio radical en
nuestras vidas y entonces, con nuevos bríos, lo
lograremos.
El éxito en la vida no se mide por como
has llegado a donde estas, sino por los obstáculos que
has tenido que enfrentar en el camino y a cuantos has
ayudado en el.
Lic. Rosa Elena
Ponce V. |