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                Abr. 23, 2007    Boletín No. 285


 

 

 

 

Niños mete la pata

¿Qué decirle a un niño que corrige a la abuelita, echa “de cabeza” a los papás o cuenta más de lo debido acerca de la vida familiar?

Victoria Dannemann

“Abuelita, se come con la boca cerrada”

Los niños son expertos en corregir. Así están demostrando que aprendieron y que acatan las normas de educación. Sin embargo, por “lucirse” a veces faltan a la caridad o al respeto a personas con alguna discapacidad o enfermedad.

Qué hacer: Sin alterarse, hay que confirmar que está en lo cierto, pero que a la abuelita le cuesta hacerlo como es debido y después se le va a explicar.

Orientar: Hay personas mayores o enfermas a quienes les cuesta hacer las cosas y no está bien que las corrijan. Ante el caso de una persona sana que se comporta mal por mala educación hay que explicarle al niño que no le corresponde a él corregir, porque no tiene la edad ni la confianza necesaria para hacerlo.

“Ya tengo este regalo”

El nerviosismo, ansiedad y emoción del momento se apoderan del cumpleañero. Aparecen los “ya lo tengo”, “no es lo que yo quería”, o “a mí me gustaba el rosa”...

Qué hacer: Esta falta de educación no se puede dejar pasar. Lo primero es hacer que dé las gracias. Además, se le puede decir que de todas maneras siempre es una alegría recibir un regalo: “Ahora tienes dos y lo puedes compartir con tus hermanos”.

Orientar: En una conversación posterior se le hace ver que no estuvo bien que le dijera eso a la persona que le daba el regalo.  Siempre hay que ser agradecido y tratar de no ofender a los demás, menos a quienes nos quieren y se preocupan de traernos un regalo. “Ante la sinceridad, debemos privilegiar la buena educación y los modales”, explica la educadora Macarena Urrutia.

“¡Hueles feo!”

Con la misma sinceridad son capaces de decirle a una persona que su nariz es muy grande, que no les gusta el peinado o que huele mal.

Qué hacer: Párelo en seco, dígale que eso no se dice, y que después lo van a platicar. Luego, cambie de tema por respeto al aludido.

Orientar: El niño tiene que aprender que no todos tenemos los mismo gustos y atributos. Muchas veces el olor es causado por un perfume más fuerte que lo normal. Si viene de la falta de higiene hay que explicarle al niño que por supuesto que no está bien andar desaseado, pero tal vez existe una razón que no conocemos. Por eso no es bueno comentar las características personales de otros.

“Mi papá se mete el dedo en la nariz”

Las intimidades familiares salen a luz con frecuencia: peleas, enfermedades, faltas de educación, etc. La profesora Macarena Urrutia señala que es algo normal que esta edad los niños compartan estos temas con sus amigos y con otros adultos. “Uno le ha dicho en la casa que es algo que no se hace, pero como “pescaron” al papá, entonces van y lo cuentan como si nada”.

Qué hacer en el momento: El primer consejo es no alterarse. Hay que mantener la calma y no darle mayor importancia. Incluso el comentario puede provocar risa. Antes de cambiar el tema, se le dice al niño que no es un comentario que se deba decir en público. Con mayor razón, si relata una intimidad mayor.

Orientar: Es bueno que el niño vea que hay una coherencia entre cómo lo educan y cómo se comportan los papás. Por esto, hay que mostrarle que también los adultos a veces se equivocan. No está bien que el papá se meta el dedo en la nariz, pero no tiene por qué saberlo otra gente.

“¡Mira a ese gordote!”

Es común que a esta edad se queden pegados mirando a un niño enfermo o indiquen con el dedo a un obeso...

Qué hacer: Con tranquilidad y sin nerviosismo, hay que bajarle la mano en el momento, pedirle que no señale y que no siga con el comentario.

Orientar: Todas las personas somos diferentes. Algunos nacieron con una enfermedad o tuvieron un accidente, y sufren con esto. Si los indican con el dedo sufren mucho más. Por dentro somos iguales y merecemos respeto. Si es alguien cercano, compañero de curso o familiar, hay que integrarlo, y si es un desconocido, evitarle el sufrimiento.

¿INDISCRECIÓN?

Entre los 5 y los 7 años comienza a formarse la conciencia moral. Los padres son los primeros encargados de formar, por una parte con sus enseñanzas, pero sobre todo, con su ejemplo. Los niños que vean que sus papás son prudentes en sus comentarios, respetuosos con quienes les sirven o los ayudan, no discriminan y son caritativos en su trato con los demás, seguirán el modelo.

Cuando un niño de 5 ó 6 años corrige a los adultos o cuenta intimidades familiares generalmente es una indiscreción o metida de pata involuntaria. Pero ya a los 7 y 8 muchas veces es consciente: por llamar la atención, hacerse el “gracioso” o simplemente ser pesado dicen más de la cuenta. Por eso, nunca hay que dejarlos  pasar, sobre todo cuando se trate de comentarios hirientes o mal intencionados.

 Lic. Rosa Elena Ponce V. 

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