Como enseñar a nuestros hij@s el valor del compromiso
En una reciente encuesta
publicada en España se podía ver que a más del 80% de
los jóvenes de 14 a 25 años les parecía que era muy
bueno ayudar a los demás y hacer algo para que el mundo
sea mejor. Cuando se preguntó a esos mismos jóvenes si
dedicaban algún tiempo a hacer algo concreto para ayudar
a los demás y hacer un mundo mejor (en familia,
colaborando con ONGs , etc) la respuesta afirmativa
estaba por debajo del 10%.
Hay algo que no cuadra:
consideran algo como muy bueno, quieren hacer el bien...
pero muy pocos lo hacen. ¿A que se debe ésta
contradicción?
Creo que buena parte se
debe a la educación que damos a nuestros hijos en casa y
en la escuela. Un tipo de educación que potenciada por
los medios de comunicación los lleva a identificar amor
con sentimiento, lo bueno con lo que les agrada y la
libertad con poder hacer lo que les plazca huyendo de
todo compromiso.
En nuestra sociedad se
da cada vez más y no solo entre los adolescentes sino
también entre los adultos la falta de compromiso. La
incapacidad no ya para comprometer la vida sino para
comprometerse de una semana para otra. Cada vez se es
más esclavo de lo que se antoja en cada momento.
Esa es la gran tragedia
de un Occidente lleno de bienestar y ansioso de
seguridades. Ante el deseo innato de entrega, de amar y
de hacer el bien surgen los miedos al compromiso.
La libertad y la
felicidad tienen mucho mas que ver con el compromiso y
la lucha diaria por ser fiel que con la comodidad, el
placer o el antojo.
¿Cómo podemos remediar
esto? Primero que nada con el ejemplo, si somos unos
padres comprometidos con gusto y entusiasmo con las
personas que nos rodean, con nuestro trabajo, con
nuestra comunidad ellos verán en nuestra forma de ser un
modelo a seguir.
Después, dándoles
compromisos de acuerdo a su edad y capacidad. Por
ejemplo, si a un papá o a una mamá su hij@ le pide una
mascota y no quiere dársela porque no quiere terminar
siendo responsable de su cuidado, venza ese obstáculo y
concédale tener su mascota, pero eso si, manténgase
firme cuando a su hij@ se le pase el entusiasmo por el
animalito y ya no quiere hacerse cargo de él. No digo
que va a ser fácil pero la enseñanza que se derivará de
esto será una lección de vida par su hij@.
Así puede ir dándole
responsabilidades y compromisos a su hij@, no
permitiéndole que desista en cuanto se ponga más duro el
trabajo o se acabe el entusiasmo.
Lic. Rosa Elena
Ponce V. |