Por qué no debemos dejar que duerma en nuestra cama
Tomado
de Somos Padres
Si eres un oso de peluche, no leas esto. Aquí te vamos a
explicar por qué es bueno que tu hijo duerma en su cama
y no en la tuya, por qué debemos enseñarles a acostarse
solitos, a relajarse.
Ser padre implica enfrentar esta situación como padre
(es decir, queriendo educar y formar así nos cueste uno
que otro llanto) y no como osito de peluche (es
decir, dejándonos que el niño nos coja y nos suelte
cuando le de la gana). Las normas las dictamos nosotros,
y aquí, lo bueno para todos, es que cada uno sea lo
suficientemente maduro como para acostarse en su propia
cama y descansar.
Si ya es demasiado tarde, conviene que nos conjuremos
para cambiar la situación.
Toca hablar con el hijo y hacerle ver que "ya eres muy
grande", que "ya eres muy adulto", que en la cama de los
padres "solo duermen los niños muy pequeños". Toca
sutilmente su orgullo y conseguirás una actitud
positiva.
Si aún así hay recaídas y de vez en cuando se vuelve a
nuestro cuarto, hay que ser fuertes y llevarle de nuevo
a su habitación. ¿Qué tiene miedo? Pues encendemos todas
las luces, demostremos que no pasa nada, y cada uno a
seguir su sueño.
Aquí es bueno que entre en juego ese cojín favorito,
esa manta especial, o ese oso de peluche que debemos
llevarnos durante unos años en todos los viajes para que
forme ese objeto simbólico e íntimo al que se agarrara
para sentirse tranquilo. A partir de los seis meses
debemos conseguir que por las noches tenga cerca ese
objeto.
También puede servirnos los refuerzos positivos pero sin
abusar. Los primeros días que consigas que duerma solo
sin poner “peros”, por la mañana puede encontrarse un
delicioso desayuno con algún dulce especial como
recompensa.
De todos modos, al principio debemos elaborar una
cierta estrategia cada noche que nos facilite el tema
del sueño. Para ello queda totalmente prohibido ver
cosas demasiado animadas en la televisión, y no está de
más que, cuando es bebé y le estamos dando el alimento,
lo hagamos con un cierto aburrimiento (si le haces
juegos y bromas, piensa que será como si le dieras
cuerda para que le vengan las ganas de jugar).
Un recurso inmejorable es el de leerle un cuento, porque
eso nos permite compartir un momento de tranquilidad, de
intimidad, y además, le anima a la lectura. Muchos
padres pueden pensar erróneamente que pasan poco tiempo
con su hijo y que puestos a compartir más ratos de
intimidad, es bueno que el niño se venga a nuestra cama.
Es un pensamiento equivocado y contraproducente
porque por un lado estás retrasando la madurez del niño,
y además, no estás compartiendo un tiempo efectivo (si
los dos están dormidos no se produce comunicación). Para
los padres que buscan esa intimidad, lo repetimos: nada
mejor que sacrificarse un rato y leerle un cuento en su
cuarto.
En cuanto a la edad para que ya tenga su propio
cuarto y duerma en el, los pediatras suelen
coincidir: no hay nada de malo en que desde bebé
intentemos que duerma en otra habitación. Si prefieres
tenerlo en el cuarto, lo que está terminantemente
desaconsejado es meter al bebé en la propia cama (no
solo por los riesgos de que dormidos le hagamos daño, es
que además se producen más casos de muerte súbita entre
bebés que duermen en la cama de sus padres).
Sabemos que irse a la cama es la antesala de empezar
un bonito sueño o encontrarnos con una pesadilla,
que en estos casos, puede ser una riña, una resistencia
a irse a su cama, o un dramón de lágrimas por culpa de
los famosos monstruos que hay debajo de la cama. Puede
costarnos, pero al final la propia naturaleza está de
nuestro lado dándole cansancio; nosotros solo tenemos
que saber dirigirlo hacia la cama adecuada. Estas pautas
facilitarán tomar esa ruta.
Y nunca está de más el consejo que alguna vez me dieron:
Si se va a tu cama abrázal@ muy fuerte, ¡pero no l@
sueltes! quédate abrazandol@, al poco rato, por la
incomodidad, preferirá estar en su cama.
Espero que alguno de estos consejos se te acomode.
¡Mucha suerte!
Lic. Rosa Elena Ponce V. |