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www.emergencia.org.mx           Jul. 02, 2007    Boletín No. 335


 

 

 

 

 

Enséñale a dormir sól@

Por qué no debemos dejar que duerma en nuestra cama

Tomado de Somos Padres

Si eres un oso de peluche, no leas esto. Aquí te vamos a explicar por qué es bueno que tu hijo duerma en su cama y no en la tuya, por qué debemos enseñarles a acostarse solitos, a relajarse.

Ser padre implica enfrentar esta situación como padre (es decir, queriendo educar y formar así nos cueste uno que otro llanto) y no como osito de peluche (es decir, dejándonos que el niño nos coja y nos suelte cuando le de la gana). Las normas las dictamos nosotros, y aquí, lo bueno para todos, es que cada uno sea lo suficientemente maduro como para acostarse en su propia cama y descansar.

Si ya es demasiado tarde, conviene que nos conjuremos para cambiar la situación. Toca hablar con el hijo y hacerle ver que "ya eres muy grande", que "ya eres muy adulto", que en la cama de los padres "solo duermen los niños muy pequeños". Toca sutilmente su orgullo y conseguirás una actitud positiva.

Si aún así hay recaídas y de vez en cuando se vuelve a nuestro cuarto, hay que ser fuertes y llevarle de nuevo a su habitación. ¿Qué tiene miedo? Pues encendemos todas las luces, demostremos que no pasa nada, y cada uno a seguir su sueño.

Aquí es bueno que entre en juego ese cojín favorito, esa manta especial, o ese oso de peluche que debemos llevarnos durante unos años en todos los viajes para que forme ese objeto simbólico e íntimo al que se agarrara para sentirse tranquilo. A partir de los seis meses debemos conseguir que por las noches tenga cerca ese objeto.

También puede servirnos los refuerzos positivos pero sin abusar. Los primeros días que consigas que duerma solo sin poner “peros”, por la mañana puede encontrarse un delicioso desayuno con algún dulce especial como recompensa.

De todos modos, al principio debemos elaborar una cierta estrategia cada noche que nos facilite el tema del sueño. Para ello queda totalmente prohibido ver cosas demasiado animadas en la televisión, y no está de más que, cuando es bebé y le estamos dando el alimento, lo hagamos con un cierto aburrimiento (si le haces juegos y bromas, piensa que será como si le dieras cuerda para que le vengan las ganas de jugar).

Un recurso inmejorable es el de leerle un cuento, porque eso nos permite compartir un momento de tranquilidad, de intimidad, y además, le anima a la lectura. Muchos padres pueden pensar erróneamente que pasan poco tiempo con su hijo y que puestos a compartir más ratos de intimidad, es bueno que el niño se venga a nuestra cama. Es un pensamiento equivocado y contraproducente porque por un lado estás retrasando la madurez del niño, y además, no estás compartiendo un tiempo efectivo (si los dos están dormidos no se produce comunicación). Para los padres que buscan esa intimidad, lo repetimos: nada mejor que sacrificarse un rato y leerle un cuento en su cuarto.

En cuanto a la edad para que ya tenga su propio cuarto y duerma en el, los pediatras suelen coincidir: no hay nada de malo en que desde bebé intentemos que duerma en otra habitación. Si prefieres tenerlo en el cuarto, lo que está terminantemente desaconsejado es meter al bebé en la propia cama (no solo por los riesgos de que dormidos le hagamos daño, es que además se producen más casos de muerte súbita entre bebés que duermen en la cama de sus padres).

Sabemos que irse a la cama es la antesala de empezar un bonito sueño o encontrarnos con una pesadilla, que en estos casos, puede ser una riña, una resistencia a irse a su cama, o un dramón de lágrimas por culpa de los famosos monstruos que hay debajo de la cama. Puede costarnos, pero al final la propia naturaleza está de nuestro lado dándole cansancio; nosotros solo tenemos que saber dirigirlo hacia la cama adecuada. Estas pautas facilitarán tomar esa ruta.

Y nunca está de más el consejo que alguna vez me dieron: Si se va a tu cama abrázal@ muy fuerte, ¡pero no l@ sueltes! quédate abrazandol@, al poco rato, por la incomodidad, preferirá estar en su cama.

Espero que alguno de estos consejos se te acomode. ¡Mucha suerte!

 Lic. Rosa Elena Ponce V. 

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