José
Luis Martín Descalzo
Cuando a la gente se la habla de que "hay que amarse los unos
a los otros" son muchos los que se te quedan mirando y
te preguntan: ¿y amar, qué es: un calorcillo en el
corazón? ¿Cómo se hace eso de amar, sobre todo cuando se
trata de desconocidos o semiconocidos? ¿Amar son, tal
vez, solamente algunos impresionantes gestos heroicos?
Un amigo mío, Amado Sáez de Ibarra, publicó hace muchos años
un folleto que se titulaba "El arte de amar" y en él
ofrecía una serie de pequeños gestos de amor, de esos
que seguramente no cambian el mundo, pero que, por un
lado, lo hacen más vividero y, por otro, estiran el
corazón de quien los hace.
Siguiendo su ejemplo voy a ofrecer aquí una lista de 24
pequeñas maneras de amar:
ü
Aprenderse los nombres de la gente que trabaja con
nosotros o de los que nos cruzamos en el ascensor y
tratarles por su nombre.
ü
Estudiar los gustos ajenos y tratar de complacerles.
ü
Pensar,
en principio, bien de todo el mundo.
ü
Tener
la manía de hacer el bien, sobre todo a los que no se la
merecerían teóricamente.
ü
Sonreír. Sonreír a todas horas. Con ganas o sin ellas.
ü
Multiplicar el saludo, incluso a los semiconocidos.
ü
Visitar
a los enfermos, sobre todo sin son crónicos.
ü
Prestar
libros aunque te pierdan alguno. Devolverlos tú.
ü
Hacer
favores. Y concederlos antes de que terminen de
pedírtelos.
ü
Olvidar
ofensas. Y sonreír especialmente a los ofensores.
ü
Aguantar a los pesados. No poner cara de vinagre
escuchándolos.
ü
Tratar
con antipáticos. Conversar con los sordos sin ponerte
nervioso.
ü
Contestar, si te es posible, a todas las cartas.
ü
Entretener a los niños. No pensar que con ellos pierdes
el tiempo.
ü
Animar
a los viejos. No engañarles como chiquillos y subrayar
todo lo positivo que encuentres en ellos.
ü
Recordar las fechas de los santos y cumpleaños de los
conocidos y amigos.
ü
Hacer
regalos muy pequeños, que demuestren el cariño pero no
crean obligación de ser compensados con otro regalo.
ü
Acudir
puntualmente a las citas, aunque tengas que esperar tú.
ü
Contarle a la gente cosas buenas que alguien ha dicho de
ellos.
ü
Dar
buenas noticias.
ü
No
contradecir por sistema a todos los que hablan con
nosotros.
ü
Exponer
nuestras razones en las discusiones, pero sin tratar de
aplastar.
ü
Mandar
con tono suave. No gritar nunca.
ü
Corregir de modo que se note que te duele el hacerlo.
La
lista podría ser interminable y los ejemplos similares
infinitos. Y ya sé que son minucias. Pero con muchos
millones de pequeñas minucias como
Lic. Rosa Elena Ponce V. |