José
Luis Mota Garay
Si paseando por
la
Avenida Marítima en los fines de semana, me cruzo con un padre que acompaña a
su hijo pequeño que ya puede andar en bicicleta, se me
ocurre que puede ser un padre separado; y pienso en su
pena, cuando devuelva al hijo al caer la tarde y se
quede sólo. Si hubieran salvado su matrimonio, sería
felicidad lo que sustituiría a esa tristeza.
Bueno es que el padre separado saque a pasear a su hijo y, en
lo que pueda, trate de mantener el contacto con él.
Porque desde unos años a esta parte la figura del padre
está desapareciendo de la vida de muchos niños, a medida
que crece el número de divorcios ya que esto
generalmente separa a padres e hijos. Los estudios
sociológicos revelan que la desaparición de la figura
del padre, además de suponer un déficit en el desarrollo
psíquico, la madurez de la personalidad y aumentar el
fracaso escolar, también lleva consigo estadísticamente
un aumento de la delincuencia y del consumo de drogas.
Anteriormente yo suponía que a la entrevista de tutoría en el
colegio era suficiente que asistiera el progenitor que
tuviera la patria potestad, agradecí la acertada
observación de un tutor más experimentado que me dijo:
"No, deben venir en los dos". Ya que en el desarrollo de
los niños influyen las relaciones que tienen (o no
tienen) con ambos padres.
Por tal razón me llamó mucho la atención el proyecto de Tony
Pearce, entrenador de fútbol americano de Alabama (USA),
casado y con tres hijos, que ha puesto en marcha una
organización: “Fathers in Touch”, que intenta
restablecer las relaciones entre los padres que han
abandonado el hogar y sus hijos, ofreciéndoles
oportunidades para estar juntos. La idea le vino cuando
comprobó la respuesta positiva de un padre al que le
dijo: “Veo a tu hijo triste en los entrenamientos y creo
que es porque hace tiempo que no está contigo”.
La organización es consciente de las dificultades del
reencuentro y por eso prepara antes a los padres con
ayuda psicológica, social y espiritual. Ha recibido la
llamada de muchas madres solas o de hijos que quieren
que su padre vuelva a casa.
La organización cuenta con una red de voluntarios, otros
padres que sí mantienen buenas relaciones con sus hijos
y que ayudan a Pearce a organizar eventos: comidas,
partidos de béisbol y otras actividades recreativas,
como jugar a bolos o patinar. La idea es crear un clima
relajado para que los padres -tanto los voluntarios como
los que se fueron de casa- puedan charlar o jugar con
sus hijos. Pearce ha conseguido que más de 25 padres
vuelvan a casa.
Además
en su página Web (www.coachtonypierceoutreach.org)
presenta distintos recursos para implicar más a los
padres en la educación de sus hijos.
Si eres
un padre separado procura mantenerte cerca de tus hijos,
porque ellos siempre necesitarán tu cariño y atención.
Lic. Rosa Elena Ponce V. |