Por Teri
Brown
Todos
lo hemos sentido. La mirada condescendiente de un
adolescente cuando le hemos pedido que haga algo,
seguida por "¿ay mamá, por qué?" A muchos de nosotros
esto nos hace apretar los dientes y pensar en todo lo
que hacemos por ellos. Este no es un problema de
disciplina: A la larga harán lo que se les pide. Es un
problema de actitud con el que es más duro tratar.
Lisa
Beamer, madre de tres, conoce muy bien la manera en que
los adolescentes tuercen los ojos. Lo ha aprendido del
suyo.
"Todo
lo que le digo lo toma como un regaño, incluso cuando no
lo estoy regañando, pero me retuerce los ojos" y
continúa diciendo "por ejemplo, el viernes es cuando
pasan a recoger la basura, y él tiene la responsabilidad
de sacarla el jueves por la noche y separar las bolsas
de reciclaje. Cuando llega de la escuela le recuerdo que
es noche de basura, otra vez retuerce los ojos y dice
'YA LO SE'. Yo sé que se lo estoy repitiendo cada
semana, pero ¿cuántas veces ha pasado el tiempo, ha
llegado la hora de dormir y no ha botado la basura?"
¿Por
qué se portan así los pre adolescentes y adolescentes?
De acuerdo con el Dr. Paul Ciborowski, profesor
consejero en Long Island University y autor de Trabajar
con Adolescentes: Un Desafío del Siglo 21 (Working With
Teens: A 21st Century Challenge) parte de la razón
radica en el estado de desarrollo en que ellos se
encuentran. Ciborowski señala que como los adolescentes
son extremadamente egocéntrico, su primer pensamiento es
casi siempre, "¿qué gano yo con eso?" Están
extremadamente afectados por el factor "Yo" y a menudo
se les dificultad ver las cosas desde la perspectiva de
otra persona.
Tu
puedes apelar a su naturaleza altruista, para lograr que
los adolescentes y pre adolescentes ayuden en la casa,
pero en muchos adolescentes el sentido de hacer las
cosas por el bien común, no está tan desarrollado como
el de "te rasco la espalda si tú rascas la mía" señala.
Ocasionalmente la actitud de los padres puede aliviar la
actitud de ingratitud. El niño que muy raramente es
capaz de expresar gratitud, es generalmente aquél con el
que los padres se han comportado como sus "esclavos." Si
le has realizado todos los oficios para tu niño --
cocinero, lava platos, taxista, baquero -- sin requerir
reciprocidad alguna no estás contribuyendo a salvar la
situación. Tu hijo no agradece porque no se le ha
enseñado que eso es esencial.
Enseñarle a tu hijo que ser parte de la familia no es
solo compartir los beneficios de esta, sino también la
responsabilidad de las tareas lo hará más propicio a
mostrar gratitud. Hay una conexión muy estrecha entre la
capacidad de mostrar gratitud y la disposición del niño
a ayudar cuando los padres lo necesitan.
Mediante regaños raramente enseñas a tu adolescente a
ser agradecido, ni tampoco enumerando todas las cosas
que haces por él. Una idea para ayudar a desarrollar una
actitud de gratitud es hacer que él sienta y que anote
todas las cosas buenas que tiene. Esto no solo le
ayudará a ver lo que se le ha dado, sino que también le
proveerá una herramienta que le ayudará en las áreas más
escabrosas de la vida.
Continuará
Lic. Rosa Elena Ponce V. |