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www.emergencia.org.mx           Sep. 21, 2007    Boletín No. 394


 

 

 

 

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Tú eres especial. Parte II

Por Max Lucado

Lucía no lo oyó. Así que, Punchinello, regresó a casa. Se sentó cerca de un a ventana y se puso a observar a la gente de madera cómo corrían de aquí para allá dándose estrellas o puntos unos a otros. "Eso no es justo", refunfuñó. Y decidió ir a ver a Elí. Él se acercó al estrecho camino que iba hacia la cima de la colina y fue en dirección al taller grande. Al entra allí, sus ojos de madera se abrieron desmesuradamente ante las cosas que veía. El taburete era tan alto como él mismo. Tuvo que estirarse sobre la punta de sus pies para mirar la altura de la mesa de trabajo. Un martillo era tan largo como su brazo. Punchinello tragó saliva. "¡No voy a quedarme aquí!", y se dio vuelta para salir.

Entonces oyó su nombre. "¿Punchinello?". La voz era fuerte y profunda. Punchinello se detuvo.

"¡Punchinello! ¡Qué bueno que has venido! Ven y déjame mirarte."

Punchinello se volvió lentamente y vio la gran barba del artesano. "¿Tú sabes mi nombre?", preguntó el pequeñito "wemmick". "Por supuesto que lo sé. Yo te hice a ti."

Elí se inclinó, recogió del suelo a Punchinello y lo colocó sobre la mesa de trabajo. "Hum", dijo el artesano pensativamente mientras miraba los puntos grises. "Parece que has recibido marcas malas." "No significan eso, de verdad, yo me esforcé mucho por no recibirlas, Elí"

"Oh, no tienes que defender tus acciones ante mí, muchacho. Yo no me preocupo por lo que los demás 'wemmicks' piensan.".

"¿No te importa?" "No, y tú no deberías hacerlo tampoco. ¿Quiénes son ellos para dar estrellas o puntos? Son 'wemmicks' exactamente como tú. Lo que ellos piensan no importa, Punichello. Lo único importante es lo que pienso yo. Y yo pienso que tú eres muy especial."

Punichello sonrió.

"¿Especial, yo? ¿Por qué? No puedo caminar aprisa. No puedo saltar. Mi pintura está desconchada. ¿Por qué soy importante para ti?"

Elí contempló a Punichello, puso sus manos sobre aquellas espalditas de madera, y habló muy lentamente.

"Por que tú eres mío. Esa es la razón de que seas importante para mí."

Punichello nunca había tenido a alguien que lo viera de esa forma - mucho menos su creador.

No sabía qué responder.

"Cada día he estado esperando que tú vinieras", explicó Elí.

"Vine por que me encontré con alguien que no tenía marcas", dijo Punichello.

"Lo sé. Ella me habló de ti."

"¿Por qué las etiquetas no se pegan sobre ella?"

El artesano habló suavemente.

"Por que ella decidió que lo que Yo pienso es más importante que lo que ellos piensan. Las etiquetas únicamente se pegan si tú permites que lo hagan."

"¿Qué?"

"Las etiquetas sólo se pegan si son importantes para ti. Lo más importante es que confíes en mi amor, y dejes de preocuparte por sus etiquetas."

"No estoy seguro de haber comprendido."

Elí sonrió. "Lo vas a intentar, pero esto tomará su tiempo. Tienes demasiadas marcas. Por ahora, sólo ven a verme todos los días y déjame recordarte cuánto te amo."

Elí levantó a Punchinello de la mesa y lo puso sobre el piso. Y cuando el "wemmick" salía por la puerta, le dijo: "Recuerda, tú eres especial por que yo te hice, yo no cometo errores."

Punchinello no se detuvo, pero su corazón pensaba:

"Eso explica por qué soy especial ante sus ojos."

Y al comprenderlo al fin, un feo punto gris cayó sobre la tierra...

   Lic. Rosa Elena Ponce V. 

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