Mª
Ángeles Pérez Montero
y Francisco Javier Rodríguez Laguía
¿POR QUÉ SE PRODUCE
LA DEPRESIÓN INFANTIL
Y JUVENIL?
Existen
varios aspectos:
·
Conductual:
porque hayan ocurrido acontecimientos negativos en la
vida del niño o ausencia de refuerzos.
·
Cognitivo:
cuando el niño ha tenido experiencia de fracasos,
juicios negativos o abandono entre otros.
·
Psicodinámico:
si ha existido pérdida de autoestima o pérdida del
objeto bueno.
·
Biológico:
si existe una disfunción del sistema neuroendocrino,
disminución de la actividad de la serotonina y por
efecto de la herencia.
De
todos estos factores se produciría una conducta
desajustada cuando interaccionan varios de ellos. En la
familia el niño va a desarrollar los elementos básicos
para su vida futura: el lenguaje, motivaciones, hábitos,
etc. En principio, el apego del niño a la madre es
fundamental en su desarrollo personal y social. Los
apegos inseguros se han relacionado con todo tipo de
problemas de conducta y con la depresión.
También
son fundamentales las buenas relaciones del niño con sus
padres así como el puesto que ocupa entre los hermanos.
Se sabe que la posición intermedia es la más vulnerable.
Es importante que los padres construyan de manera
adecuada la autoestima en los niños así como incentivar
la capacidad de afrontar problemas y manejar la
frustración.
Y
¿QUÉ PAPEL TIENE
LA ESCUELA CUANDO
SE PRESENTA ESTA SITUACIÓN?
En ella se puede localizar precozmente cualquier
sospecha de depresión. También el rendimiento escolar
puede determinar algún problema pudiendo ser causa o
efecto de la depresión. De ahí la importancia de una
buena evaluación y seguimiento del maestro para detectar
cambios.
En
cuanto a los instrumentos de evaluación de la depresión
infantil (esto únicamente lo damos a conocer a los
padres a título de información, no para ponerlo en
práctica), se pueden encontrar pruebas de lápiz y papel:
entrevistas, cuestionarios, etc., en este caso si se
quieren medir conductas interiorizadas. Y en el caso de
querer medir una conducta manifiesta, se hará una
observación de conducta, registro de conducta y
aplicación del juego infantil.
También
existen pruebas de carácter endocrino para evaluar
aspectos biológicos. Es de gran ayuda la entrevista a
los maestros, compañeros y familia del niño.
Por
último cabe hablar de
¿QUÉ TRATAMIENTO SEGUIR?
En principio, por supuesto el que el especialista
establezca. Sabemos que lo lógico es que sea
individualizado y dependerá de la fase de desarrollo en
que se encuentre el niño o adolescente. Se acudirá al
psicólogo para realizar terapia familiar o individual y,
dado el caso, un tratamiento farmacológico puede ayudar.
Lic. Rosa Elena Ponce V. |