Tomado de La
Familia
La vida cotidiana de una pareja es terreno abonado para que
surjan malentendidos y conflictos entre ambos cónyuges.
Muchas veces, el estrés que produce el trabajo y la
educación de los hijos son motivo de discordia entre los
esposos. Los matrimonios que saben sortear estas
dificultades, son aquellos que manejan una comunicación
asertiva y no caen en pequeñeces, manteniendo siempre en
perspectiva el amor y la unión conyugal.
A continuación enunciamos algunas situaciones que pueden
dañar la paz del matrimonio, pero que si se manejan
sabiamente superarán los malentendidos y conservarán la
paz del matrimonio:
-
No
vuelva tragedia detalles que le molestan de su cónyuge
en la vida cotidiana. Simplemente exprese su molestia
sin que suene a “cantaleta”.
-
Cuando
se trata de la intimidad, recuerde que la mujer para el
hombre y el hombre para la mujer. No obligue a su
cónyuge a hacer lo que no quiere, ¿por qué imponer leyes
personales cuando existen las leyes de Dios?
-
El
matrimonio tiene unos fines. El olvido de ellos o la
inversión del orden establecido es causa de trastornos
físicos, psíquicos y morales. La paz en el matrimonio
tiene unos caminos trazados; los que salen de él corren
peligro de perderse.
-
Esa
discusión por “el bien de los hijos”, ¿no tendrá sus
raíces en el deseo de imponer el criterio propio? Desear
el bien de los otros no es discutir, es unir fuerzas y
sacrificios.
-
Las
enfermedades, las molestias pequeñas o grandes, son algo
común. Aumentar las nuestras y hacernos primeras figuras
a base de lamentaciones suele ser causa de incomodidades
familiares.
Amor
-
Al amor
no se le pueden quitar los detalles. Al amor no se le
pueden quitar las palabras. Al amor no se le pueden
quitar los cimientos de atracción y de ilusión que lo
crearon.
-
Querer
de verdad y de corazón es amar los defectos del otro. No
tiene raíces profundas el amor cuando pretendemos
obligarle a entrar en nuestros propios moldes.
-
La
fidelidad en el matrimonio en importantísima. Dado por
supuesto que existe en lo grande, ser fiel en lo pequeño
—pensamientos, miradas, palabras, actitudes—, puede ser
trabajo de toda la vida.
-
Es
admirable la mujer que se arregla con ilusión para estar
en casa y para recibir a su marido. “Una mujer compuesta
quita al hombre de otra puerta”.
-
La
moda, escogida con acierto, puede hacer milagros si se
sigue con sentido común, sentido de la estética y
sentido de la decencia.
-
Entre
marido y mujer se puede hablar con claridad, pero
claridad no es grosería.
-
Si por
aquello de la confianza, él y ella han suprimido frases
como “por favor”, “gracias”, etcétera, convendría que
las incorporaran rápidamente a su vocabulario.
Continuará
Lic. Rosa Elena Ponce V. |