Por: Paula Blanco
Entre
las siete y las nueve, la mayoría de los hogares con
niños se convierten en un auténtico hervidero,
niños que no son capaces de terminarse la leche, mamás o
cuidadoras que ven que ya se ha pasado la hora de salir
de casa y el pequeño todavía no se mueve de su sitio,
llantos, gritos,... En fin un auténtico caos. Toda la
casa nerviosa y de mal humor para obtener un resultado
bastante negativo, llegar a la escuela con la lengua
fuera, histéricos y tarde.
Llegar
puntual a la escuela, es una obligación que
nuestros pequeños deben aprender y asumir ya que será
una premisa imprescindible para el resto de sus vidas.
Pero nosotros como adultos deberíamos ya saber, que
cuanto más se presiona a un niño, más nervioso se pone.
Por lo general si gritamos todo lo que conseguimos es
aturdirle y que todavía sea más lento. Esta situación de
estrés nos lleva a todos adultos y niños a comenzar el
día de una forma bastante negativa y con una ansiedad
añadida fácilmente evitable. El único camino viable para
cambiar esta situación es crear un ambiente tranquilo y
relajado por las mañanas.
Lo
primero que debemos plantearnos es por que no nos da
tiempo a llegar. Es muy posible que con una hora no
sea tiempo suficiente como para desayunar, vestirles y
arreglarnos nosotros también. Por lo tanto vamos a
empezar con una serie de sencillas pautas, para que las
mañanas dejen de ser un martirio y se conviertan en una
agradable rutina familiar:
La
hora de levantarse, es fundamental que los niños
descansen entre ocho y diez horas al día, por lo que el
primer cambio que tenemos que llevar a cabo es analizar
a que hora se acuestan los niños, y calcular el tiempo
necesario para que duerman sus diez horas. Si
adelantamos la hora de acostarse en media hora, ese
tiempo lo ganaremos por las mañanas, dándole un margen a
que se despierte lentamente, no en vano se dice “duermes
como un bebe”, los niños duermen más profundamente
que los adultos y necesitan un poco más de tiempo para
estar activos.
En esta
reestructuración de horarios posiblemente, tú tengas
también que realizar un pequeño sacrificio y levantarte
diez minutos antes, para estar lista para cuando se
levanten los niños. Quizá, también debas cambiar el
orden de tus actividades matinales, en lugar de café,
ducha y levantar a los niños puedas hacer ducha,
levantar a los niños y café con ellos.
En
muchos hogares el día comienza con Las Chicas
Superpoderosas o con cualquier otra serie de dibujos
animados. Este debería ser el siguiente hábito a
modificar, con las caricaturas puestas es imposible
que un niño medio dormido, se centre en ninguna otra
actividad que no sea mirar la televisión. Una vez
más nos referimos a la comunicación familiar. La
televisión anula cualquier intento de diálogo. Además
aturden al niño que en lugar de empezar el día
despejado, charlando sobre lo que hizo el día anterior y
lo que va a hacer hoy, comienza con un bombardeo de
imágenes que nada tienen que ver con su realidad.
No es
conveniente añadirle más actividades de las que ya tiene
el principio del día. Es decir para conseguir un tiempo
extra relajado con nuestros pequeños, es necesario
haber dejado preparado todo la noche anterior, ropa,
deberes, mochilas, ....
Lic. Rosa Elena Ponce V. |