Había
una vez un Rey, que ofreció un gran premio al artista
que pudiera plasmar en un lienzo “LA
PAZ PERFECTA”
Muchos
artistas lo intentaron y el Rey observó y admiró cada
una de las obras. Pero solamente hubo dos que realmente
le parecieron adecuadas y tuvo que escoger entre una de
ellas.
La
primera, era un lago muy tranquilo. Este lago era como
un espejo perfecto donde se reflejaban las plácidas
montañas que lo rodeaban, sobre ellas se encontraba un
cielo muy azul con tenues nubes blancas.
Todos
los que miraron la pintura pensaron que esta reflejaba
realmente la paz perfecta.
La
segunda pintura también tenía montañas. Eran escabrosas
y al mismo tiempo impactantes...
Sobre
ellas se veía un cielo furioso del cual caía un
impetuoso aguacero con rayos y truenos... Montaña abajo,
parecía retumbar un espumoso torrente de agua, el cual
acababa estrellándose en un lago.
Todo
esto no se revelaba para nada pacífico, pero cuando el
Rey observó más cuidadosamente, vio tras la cascada un
arbusto, en la grieta de una roca.
En dicho
arbusto se encontraba un nido. Allí en medio del rugir
de la violenta caída del agua, un pájaro se había
construido su morada y disfrutaba de la paz perfecta,
dando de comer a sus polluelos.
El Rey,
escogió dicha pintura y explicó sus razones:
“Paz... No significa estar en un lugar sin ruidos, sin
problemas, sin trabajo duro ni sin dolor. Paz significa
que a pesar de estar en medio de todas estas cosas,
permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Éste
es el verdadero significado de la Paz.”
Espero,
que como esa ave, nosotros logremos encontrar la paz
perfecta aunque a nuestro alrededor exista una tormenta.
Lic. Rosa Elena Ponce V. |