Por: Paula Blanco
Para
cambiar estos malos hábitos, te proponemos que
planifiques una lista de desayunos semanales, con
ideas atractivas para ellos (el lunes servilletas de
colores colocadas de formas originales, el martes
tortitas con queso crema, el miércoles sandwiches
cortados en forma de animales, etc.) Cuando ellos se
levanten la mesa del desayuno (que por supuesto deberá
estar ya preparada) parecerá una mesa de fiesta, poco a
poco les podrás implicar a ellos para que se
encarguen cada día de inventar el desayuno para el resto
de la familia. Su creatividad es inmensa y si tú
transmites y le das un sentido especial a los desayunos,
ellos lo captaran rápidamente, y se implicaran sin
problemas. Por supuesto lo deseable es que todos los
miembros de la familia se sienten juntos y tranquilos a
tomar un buen desayuno, además de ser la comida más
importante del día, en muchos casos es la única en la
que coincide toda la familia.
Esfuérzate para que además, sea un momento feliz,
cuéntales cosas de cuando eran pequeños, chistes, algo
que haga agradable el momento. Salir de casa con una
actitud positiva, les dará una capacidad superior para
asumir sus tareas diarias. No caigas en la tentación de
permitirles el fin de semana volver a la rutina
anterior, ver la televisión, etc. La recompensa del fin
de semana puede ser desayunar todos juntos en la cama.
Con
estas sencillas pautas el momento de salir de casa
pasará de ser lo más horroroso del día, a convertirse en
ese ratito familiar, en el que ellos se sienten
importantes. Siempre, siempre te recomendaremos que
hables con tus hijos lo más posible, el desayuno puede
ser el mejor momento del día.
En resumen:
§
Levantarse media hora antes.
§
Dejar
preparado todo la noche anterior
§
Apagar
la televisión temprano.
§
Planear
las rutinas a seguir
§
Preparar un desayuno atractivo.
§
Hablar
tranquilamente.
§
Empezar
el día contentos.
Lic. Rosa Elena Ponce V. |