Tomado de Padres e Hijos
La
adolescencia es una época extraordinaria en la vida de
toda persona. En esta etapa la persona descubre su
identidad y define su personalidad. Sin embargo, ¡qué
difícil es para los padres este nuevo período en la
educación de sus hijos!
Como
padres sabemos que cada etapa del desarrollo infantil y
juvenil tiene objetivos y tareas específicas. Y para los
adolescentes el objetivo es desarrollar su propia
identidad. Por esto como padres tenemos el deber de
ayudarles en este descubrimiento y prepararlos para que
la transición de la niñez a la adolescencia sea
placentera para el chico y para la familia.
Es
común que en este proceso se manifieste una crisis en la
que se replantean los valores adquiridos en la niñez y
se perciba la necesidad de mayor independencia. Algunos
aspectos de esta transición son normales y aunque causan
mucha tensión, no deben ser causa de alarma.
Según el Autor Francisco Cardona Lira, la pubertad o
adolescencia inicial comienza alrededor de los 11 años y
tiene estas características, las cuales los padres deben
estar preparados para aceptar:
-
Nace
la intimidad o el despertar del propio “yo”.
-
Se
presenta una crisis ante los cambios físicos, psíquicos
y maduración sexual, pues no hay aún conciencia de lo
que le ocurre.
-
Conoce por primera vez sus limitaciones y debilidades y
se siente indefenso ante ellas.
-
El
desequilibrio en sus emociones se refleja en una
sensibilidad exagerada e irritabilidad de carácter.
-
“No
sintoniza” con el mundo de los adultos.
-
Se refugia en el aislamiento, en
el grupo de compañeros de estudio o se integra a una
“barra” de amigos.
¿Qué
hacer como padres?
Ante
todo, no pretender que el joven adolescente muestre los
mismos comportamientos de su niñez. Aceptar su proceso
de cambio, respaldarlo y darle mucho amor, son
prioridades en esta etapa pero sin caer en la
permisividad. Es necesario que a esta edad los muchachos
tengan reglas claras en el hogar en cuanto a sus
obligaciones y deberes y las consecuencias de no
cumplirlas.
Además deben tenerse en cuenta aspectos en la educación
como:
-
Brindar un ambiente seguro y amoroso en el hogar.
-
Asegurarse que el chico conozca y acepte los cambios
físicos y mentales que se están produciendo en él o ella
y presentar esta información como algo positivo y
grandioso en su vida.
-
Crear un clima de honradez, confianza y respeto mutuo.
-
Permitirle al nuevo adolescente la independencia
apropiada para su edad, ayudándole a esclarecer lo que
es la auténtica libertad, no el libertinaje.
-
Conocer bien al hijo, sus puntos fuertes, sus
debilidades, amistades, etc.
-
Fomentar en ellos la flexibilidad en las relaciones
sociales.
-
Sugerir actividades que le permitan estar ocupado.
-
Propiciar espacios de reflexión ante las influencias
negativas del ambiente, especialmente las que se derivan
de la manipulación publicitaria y las que dan desenfreno
a conductas sexuales desordenadas.
Entre los aspectos más importantes de la relación entre
los padre e hijos está la apertura libre del niño para
con sus padres que lo lleve a compartir sus alegrías o
problemas. Para llegar a esto es esencial la constancia,
paciencia y comprensión, puesto que esta relación se
desarrolla gradualmente, en la medida que se le dedique
tiempo al niño. Es importante aprovechar las
oportunidades para estar con los hijos durante las
comidas, contándole cuentos, leyéndoles, jugando con
ellos, durante excursiones, vacaciones y celebraciones.
Especial atención hay que dar al hijo en los momentos
difíciles o tristes. De esta manera, se crea una base de
confianza que le permitirá al niño discutir con sus
padres los problemas y conflictos que surjan durante la
adolescencia.
Lic. Rosa Elena Ponce V. |