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www.emergencia.org.mx           Feb. 27, 2008    Boletín No. 508


 

 

 

Cuando el amor falla.   Parte I

Por: Ana Muñoz, psicóloga, directora de Cepvi.com

Muchas parejas se lamentan de que la pasión y el amor intenso que había entre ellos al principio se ha ido desvaneciendo hasta quedar convertido en una sombra de lo que fue o ha degenerado hasta transformarse en un continuo enfrentamiento plagado de rencores, distanciamiento y luchas de poder. Sin embargo, aún pueden quedar rescoldos de lo que fue y en muchos casos el amor sigue todavía vivo y deseando poder expresarse plenamente de nuevo. En estos casos hay cosas que puedes hacer para mejorar tu relación, como las que exponemos a continuación.

Acepta a tu pareja tal y como es, con sus defectos y virtudes. Es posible que tu pareja tenga costumbres o comportamientos que no te gustan y tienes todo el derecho a pedirle que cambie, pero si te empeñas en que debe cambiar a toda costa, en que es inadmisible ese comportamiento, lo más probable es que sólo consigas enfadarte. Muy pocas personas van a cambiar si alguien les exige que debe hacerlo, les reprocha, les regaña, les insulta, etc. Lo más probable es que en vez de cambiar se enfaden y sigan en sus trece. Tendrás más probabilidades de éxito si primero aceptas que tu pareja es como es y estableces una diferencia entre sus comportamientos y la persona. Es decir, puedes aceptar a tu pareja aunque no aceptes algunos de sus comportamientos. Después tendrás más éxito en el siguiente punto: la influencia.

Deja que tu pareja ejerza una influencia sobre ti, al igual que tú deseas influir en tu pareja. Ten en cuenta que influencia no es lo mismo que control o dominancia. La influencia es algo que eliges voluntariamente cuando aceptas una sugerencia de otra persona o cuando haces un cambio en tu comportamiento tras una petición. Por ejemplo, si alguien te pide un favor y se lo concedes, has dejado que esa persona ejerza una influencia sobre ti porque así lo has querido. Si confundes esto con la dominación o el control vas a tener problemas en tus relaciones, pues puedes acabar llevando la contraria a tu pareja en todo momento o veros envueltos en luchas de poder para ver quién domina a quien. Por supuesto, cuando tu pareja te pida que hagas (o cambies) algo, tienes derecho a negarte si consideras que es una petición poco razonable o atenta contra tu integridad o libertad personal, pero si no es así y si entiendes que su postura es lógica y razonable pero te estás negando por principio o por egoísmo, estarás poniendo en peligro tu relación.

Autonomía. No establezcas relaciones de dependencia de tu pareja hacia ti. Pregunta a tu pareja cuáles son sus metas y sus deseos, las cosas que son importantes para ella o él, tanto en vuestra relación como en la vida en general y dale tu apoyo y tus ánimos en su intento de lograrlo. Reconoce que tiene su propia vida, y sus propios sueños, aparte de los sueños que ambos compartáis. No establezcas relaciones basadas en el egoísmo.

No establezcas relaciones basadas en el miedo al abandono. Si piensas que amas tanto a tu pareja que te morirías si te dejase y sientes celos a menudo o ansiedad ante la posibilidad de un abandono, recuerda que eso no es amor, sino dependencia. Empieza a pensar que sí podrías soportar un abandono, que puedes vivir sin esa persona y sin pareja, como hace tanta gente tras las rupturas, y que podrías encontrar a alguien de quien volver a enamorarte. Si pierdes ese miedo tendrás más posibilidades de que vuestra relación funcione y serás más feliz, mientras que si vives la relación con ansiedad, celos y posesividad, estarás comprando todas las papeletas para que eso que más temes ocurra de verdad. Deja libre a tu pareja.

Expresa aprecio y cariño. Hazle cumplidos, dile lo que te gusta de él o ella, dile que te ha parecido interesante algo que ha dicho, sé detallista, etc. Incluso si hace algo que te desagrada, trata de buscar un aspecto de esa conducta que sí te gusta. Por ejemplo, si grita demasiado a tus hijos, puedes decirle que aprecias su interés y su esfuerzo por educar a los niños, y luego dile lo que te molesta de esa conducta  y sugiérele otras alternativas.

Continuara

Lic. Rosa Elena Ponce V. 

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