Colaboración: Rigoberto
Villalobos
Un
Hombre, su caballo y su perro iban por una
carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme
cayó un rayo y los tres murieron fulminados. Pero
el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado
este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales
(a veces los muertos andan cierto tiempo antes de ser
conscientes de su nueva condición…)
La
carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy
intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una
curva del camino vieron un magnífico portal de mármol,
que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de
oro.
El
caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada
y entabló con él, el siguiente diálogo:
-
Buenos días.
-
Buenos días. Respondió el guardián
- ¿Cómo
se llama este lugar tan bonito?.
- Esto
es el cielo. Respondió el guardián.
- ¡Qué
bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos
sedientos!
- Usted
puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el
guardián señaló la fuente.
- Pero
mi caballo y mi perro también tienen sed…
- Lo
siento mucho – Dijo el guardián – pero aquí no se
permite la entrada a los animales.
El
hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía
muchísima sed, pero no pensaba beber sólo. Dio las
gracias al guardián y siguió adelante. Después de
caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los
tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada
por una puerta vieja que daba a un camino de tierra
rodeado de árboles..
A la
sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con
la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.
-
Buenos días – dijo el caminante.
- El
hombre respondió con un gesto de la cabeza.
-
Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo
- Hay
una fuente entre aquellas rocas – dijo el hombre,
indicando el lugar. Pueden beber toda el agua como
quieran.
El
hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y
calmaron su sed. El caminante volvió atrás para dar
gracias al hombre
-
Pueden volver siempre que quieran – Le respondió éste.
- A
propósito ¿Cómo se llama este lugar? – preguntó el
hombre.
-
CIELO.
- ¿El
Cielo? ¡Pero si el guardián del portal de mármol me ha
dicho que aquello era el Cielo!
-
Aquello no era el Cielo. Era el Infierno – contestó el
guardián.
El
caminante quedó perplejo.
-
Deberías prohibir que utilicen su nombre! ¡Esta
información falsa debe provocar grandes confusiones! –
advirtió el caminante.
- De
ninguna manera! – censuró el hombre. En realidad, nos
hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que
son capaces de abandonar a sus mejores amigos…
Jamás
abandones a tus verdaderos Amigos. Porque: Hacer un
Amigo es una Gracia, Tener un Amigo es un Don, Conservar
un Amigo es una Virtud, Ser Tu Amigo! Es un Honor…
Lic. Rosa Elena Ponce V. |