De la
fuerza de voluntad depende gran parte del desarrollo
integral de la persona.
Revista Hacer familia. Por Pía Orellana G.
¿Temperamento o intención educativa?
“Desde
que nacen y hasta los 24 meses más o menos, los niños no
tienen la capacidad de distinguir entre una necesidad
inmediata y otra que puede esperar. Por ello, las normas
están dadas por el ambiente o por los padres. Pero a los
dos años hacen una transición, convirtiéndose la etapa
hasta los 6 años en el período más sensible de
desarrollo de esa habilidad o virtud”, dice Lecannelier.
Esta
llamada capacidad de autorregulación se relaciona con la
capacidad de atención que cada niño tiene. “Uno de
nuestros estudios demostró que tiene mucho que ver el
temperamento del niño. Algunos nacen siendo más
reactivos, más sensibles, y suelen tener más dificultad
para regularse”, explica el especialista. “Pero también
influye lo que sus padres hagan o dejen de hacer”.
A
diferencia de lo que se podría pensar, se ha visto que
en el primer año de vida los padres que no dejan a sus
hijos llorar, sino que los confortan, atienden, los
ayudan en su futura capacidad de autorregulación. Pero
ya después del segundo año de vida, deben tener una
clara intención educativa.
“La
capacidad de querer y apreciar el bien se puede y debe
desarrollar desde la infancia”, dice Patricia Moya, “y
la familia es el mejor lugar para que los niños ‘gusten’
de lo que es bueno porque, gracias al cariño de los
padres, ven que aquello que se les enseña como bueno
realmente los hace felices. Entonces, más que una
fuerza, entendida como una voluntad férrea, se adquiere
la capacidad de experimentar el bien”.
Esto no
quiere decir que los padres no ejerzan su autoridad para
señalar lo que es bueno y malo, “sino que la fuerza de
voluntad es el fruto de esa autoridad bien ejercida
-dice Patricia Moya-, porque está acompañada de cariño y
no es una mera regla externa, sino que también explica
el porqué eso es bueno, en la medida que lo puedan
entender. Así los niños se fortalecen, principalmente
por la experiencia, en el deseo y conquista del bien”.
Eso hace que tengan una voluntad fuerte para que
después, cuando las situaciones sean más complejas,
sepan elegir bien, superando las dificultades que
implica alcanzarlo.
Lic. Rosa Elena Ponce V. |