Colaboración: Gisela
Gutiérrez
En
esta época todo mundo habla de calidad de productos, de
calidad de procesos, calidad de servicios, calidad de
sistemas...Muy poca gente habla de calidad humana,
calidad de vida...Y sin ella, todo lo demás es
apariencia, sin fundamento.
Hablar de calidad humana, es cuidar nuestros vínculos
con los demás. Necesitamos rehacer nuestros queridos
vínculos humanos.
De
nada sirve trabajar de sol a sol en un lugar donde no
tenemos amigos y llegar cansados a un hogar en el que
nadie se interesa en saber cómo
nos fue.
¿Para qué trabajar tanto si nos sentimos solos? Es
triste leer un libro y no tener a alguien con quien
comentarlo, es doloroso sentirse preocupado y no contar
con una persona a quien abrirle el corazón.
De nada vale estar al frente de un campo de golf, de
fútbol o frente a un juego de salón si no tenemos con
quien disfrutar ese momento.
¿Para qué tener lo que no se puede compartir?
Ni las cosas ni el dinero poseen valor intrínseco. El
valor de lo material esta en su aplicación, en el
servicio a alguien o la convivencia con alguien.
La belleza de tener está en compartir.
La magia de luchar por una prosperidad económica,
estriba, ni más ni menos, en poder ver sonreír a alguien
a quién le damos el privilegio de disfrutar lo que
ganamos.
Eso es parte de la naturaleza humana. Dar, convivir,
amar, servir y ayudar. ¡HAZLO!
En muchas ocasiones estamos asustados, asustados de lo
que tal vez no podemos hacer; asustados de lo que
pensaría la gente si permitimos que nuestros miedos se
interpongan en nuestros sueños. Decimos no, cuando
queremos decir si. Murmuramos cuando queremos gritar, y
después... después gritamos a quien no teníamos que
hacerlo. ¿POR QUE? Después de todo, cruzamos por esta
vida una sola vez, no hay tiempo para tener miedo.
Así qué intenta aquello que no has hecho, arriésgate,
participa en ese concurso, presenta aquella poesía, esa
pintura, enfréntate como ganador(a), también en lo
cotidiano de la vida.
Baila, sonríe, habla en contra de lo que no te gusta,
visita pueblos y ciudades que no conozcas, no te quedes
con el abrazo contenido ni la risa escondida, cuida
mucho de tu familia dile cuanto los amas, valora lo que
tienes.
DA GRACIAS A DIOS, NO LO OLVIDES.
El
tiempo no regresa. No tienes nada que perder y todo.
¡TODO POR GANAR!
Lic. Rosa Elena Ponce V. |