Colaboración de Rigoberto Villalobos
Una
señora, bien equilibrada y orgullosa de sus 92 años de
edad, con su cabello peinado al estilo de peluquería y
un maquillaje perfectamente aplicado, se mudó hoy a
nuestro asilo de ancianos. Su marido recientemente había
muerto obligando esto ha realizar la mudanza después de
su fallecimiento.
Luego
de muchos minutos de esperar pacientemente en la
recepción del asilo, ella sonrió muy dulcemente cuando
le avisaron que su habitación estaba lista. Mientras
ella maniobraba su andador al ascensor, yo le daba una
descripción detallada de su pequeño cuarto, incluyendo
las sábanas y cortinas que habían sido colgadas en su
ventana:
"Me
encantan", dijo ella con el entusiasmo de un chiquillo
de 8 años al que acaban de mostrar un nuevo cachorro.
“Sra.
Jones, usted aún no ha visto el cuarto…sólo espere".Le
dije.
"Eso no
tiene nada que ver", dijo ella. "La felicidad es algo
que uno decide con anticipación. El hecho de que me
guste mi cuarto o no me guste, no depende en como este
arreglado el lugar, depende en como yo arregle mi mente.
Ya había decidido de antemano que me encantaría".
"Es una
decisión que tomo cada mañana al levantarme.... Estas
son mis posibilidades: puedo pasarme el día en cama
enumerando las dificultades que tengo con las partes de
mi cuerpo que ya no funcionan, o puedo levantarme de la
cama y agradecer por las que sí funcionan”.
“Cada
día es un regalo, y por el tiempo que mis ojos se abran
me enfocaré en el nuevo día y en las memorias felices
que he guardado en mi mente... sólo por este momento en
mi vida.”
“La
vejez es como una cuenta bancaria... uno extrae de lo
que había depositado en ella. Entonces, mi niña, mi
consejo para ti sería que deposites gran cantidad de
felicidad en la cuenta bancaria de tus recuerdos".
¿Qué
has depositado hoy en la cuenta bancaria de tus
recuerdos?
Lic. Rosa Elena Ponce V. |