¿Tengo que preocuparme?
Puy Arregui tomado de
Son tus hijos
Últimamente algunos padres me preguntan preocupados- en
busca de consejo- ¿qué les puede estar pasando a sus
hijos de 3 años que se han vuelto más difíciles de
conducta? El hecho más característico radica en que el
comportamiento que hasta ese momento era bastante
tranquilo y manejable, se vuelve de pronto más difícil
de controlar, con frecuentes demostraciones de terquedad
y rechazo a obedecer.
Yo
les digo que no se preocupen, que simplemente están
pasando la crisis de los tres años. Y la verdad es que
se tranquilizan bastante al saber que su hijo no tiene
un problema especial, sino que está pasando por una
etapa con características singulares.
Este
es un fenómeno natural en el desarrollo del niño, que se
debe a que en esa edad se producen grandes cambios en un
período corto de tiempo que los transforma radicalmente.
Es un paso inevitable en el desarrollo y que se da
porque entran en contradicción las posibilidades cada
vez mayores del niño de actuar por sí mismo y hacer más
cosas, y la manera en que los padres los hemos educando
hasta el momento, de una forma dependiente.
A
partir de los tres años, comienza en los niños una etapa
de notorios cambios y avances en el intelecto que se
manifiestan en el lenguaje y la conducta. Es la clásica
edad de los interminables “porqué”, del “yo solito”, del
“yo quiero”. Estas demostraciones externas tienen su
explicación en la maduración del niño y según la
orientadora, Mª Teresa Aldrete, se manifiestan
fundamentalmente en tres esferas:
AUTODOMINIO Y AUTONOMÍA
La
etapa vital del niño, durante los tres primeros años de
su vida, ha supuesto el desarrollo de distintas
habilidades y destrezas. Y al final de esta etapa ya han
conseguido el dominio de lo que antes les enseñábamos
con tanta insistencia (comer por sí mismos, vestirse,
asearse). La superación de este proceso les da la
oportunidad de reconocer lo aprendido y afirmarse en
ello. Por eso, el hacer las cosas por sí mismos es una
necesidad que demandan.
La
consecuencia del autodominio es que son cada vez más
autónomos y les gusta reafirmarse ante nosotros. Por ese
motivo, es importante que aprovechemos esta demanda para
educarles en el desarrollo de estas actividades
cotidianas de su vida. Con mucha razón dice el profesor
Víctor García Hoz que “toda sustitución innecesaria en
una actividad del niño provoca una limitación en el
desarrollo de quien la reciba”. Esto significa que si el
niño requiere ponerse los zapatos debemos dejar que se
los pongan y alabar el hecho de que se los haya puesto-
¡¡aunque estén del revés!!. Porque el dejarles “hacer
lo que pueden hacer” es dejarles desarrollar su
autonomía y por ende, su autoestima.
“Este dejarles hacer lo que pueden hacer” debe ir
acompañado de un proceso de responsabilidad gradual.
Desde esta edad es interesante dotarles de pequeñas
dosis de responsabilidad. Al principio, comenzaremos por
desviar esta competencia hacia los buenos hábitos y el
orden, esferas de la vida que empiezan a comprender y
dominar.
Continuará
Lic. Rosa Elena Ponce V. |