Por: Gonzalo Hervás
Torres. Universidad Complutense de Madrid
Tras
mucho tiempo dedicado a estudiar los aspectos
patológicos del ser humano, la ciencia psicológica ha
comenzado a centrarse también en lo positivo. Un viaje
apasionante que nos llevará a un conocimiento más
profundo del ser humano y al redescubrimiento de sus
fortalezas.
El
estudio del bienestar y la felicidad fue, hasta finales
del siglo XX, un lujo prohibitivo dentro del mundo
científico. No sin cierta lógica, durante mucho tiempo
se pensó que la ciencia psicológica debía centrarse en
solucionar males como la depresión, las fobias, o los
problemas sexuales. Como un efecto secundario de esta
hiper-focalización en el ser humano con problemas, se
fue generando una concepción esencialmente patológica
del mismo: Salvo contadas excepciones todas las personas
parecían estar llenas de conflictos inconscientes, de
déficit de habilidades, de tendencias perversas más o
menos reprimidas... etc.
Sin
embargo, durante mucho tiempo nadie se percató de que
estas partes oscuras –la sombra lo llamaban algunos-
eran en la mayoría de las ocasiones una parte pequeña en
comparación con los aspectos positivos que también
estaban presentes aunque en un segundo plano. Los
psicólogos y psiquiatras habían sido entrenados sólo
para ver lo negativo y lo disfuncional, y en
consecuencia, muchos eran absolutamente incapaces de ver
ningún aspecto positivo en las personas a las que
trataban. Ahora, por suerte, las cosas han empezado a
cambiar. Ahora empezamos a ser conscientes de que la
mayoría de hombres y mujeres, aún con aspectos siempre
mejorables, de lo que estamos realmente llenos es de
potencialidades positivas. En resumen, el primero que
debía haberse tratado de pesimismo patológico... ¡era el
profesional y no el paciente!
Dentro
del ámbito de la psicología en los últimos años se ha
constituido una corriente especializada en este tipo de
aproximación al ser humano llamada Psicología Positiva,
encabezada en Estados Unidos por Martin Seligman de la
Universidad de Pennsylvania. En parte como consecuencia de este movimiento, en las
universidades se está haciendo la aplicación de la
ciencia para explorar cuáles son los rasgos que hacen
que unas personas estén más satisfechas con su vida que
otras, o los factores que permiten que una persona pueda
superar de una forma sana una pérdida o una situación
traumática. Una de las iniciativas de este profesor en
colaboración con
la Universidad Complutense
de Madrid es la página www.psicologiapositiva.org) en
donde se ofrece información sobre este movimiento, y una
amplia variedad de test para realizar de forma gratuita
que además ofrece los resultados comentados de forma
instantánea.
En
cuanto a la investigación desarrollada, una de las
aplicaciones más interesantes de la psicología positiva
es que empezamos a conocer algunos factores que nos
indican de forma tentativa algunas vías hacia la
felicidad. Por ejemplo, sabemos que los aspectos
interpersonales juegan un papel fundamental; de hecho,
en la mayoría de estudios aparece como el predictor más
importante del bienestar. Parece, por tanto, que
invertir tiempo y esfuerzo en construir una red de
relaciones sanas y con un alto grado de intimidad y
confianza es una de las vías más seguras hacia el
bienestar.
Por
otra parte, la actitud en nuestra vida cotidiana puede
ser otro factor muy destacable. Por ejemplo, el
optimismo se ha revelado como un factor importante tanto
para el bienestar mental como incluso para la salud
física. Una actitud abierta a las pequeñas
gratificaciones cotidianas también parece tener
influencia en la sensación de bienestar global a largo
plazo. Por otra parte, trabajar para aumentar nuestras
experiencias de concentración y absorción en la tarea
que tenemos delante (“flow”), como la búsqueda de un
mayor sentido vital en nuestras vidas son también
fuentes importantes de satisfacción.
En
resumen, la ciencia psicológica cada vez se está
centrando más en investigar las fuentes del bienestar y
la satisfacción, y en devolvernos una imagen más
equilibrada del ser humano a nivel psicológico
reflejando no sólo las debilidades sino también las
fortalezas. Esperemos que los frutos de estos esfuerzos
de investigación sean aprovechados para que de alguna
forma puedan favorecer la construcción de una sociedad
mejor, más positiva y más sana
Lic. Rosa Elena Ponce V. |