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www.emergencia.org.mx           Ago. 19, 2008    Boletín No. 627


 

 

 

 

El Síndrome del emperador. Parte I

Cuando los hijos maltratan a sus padres.

Por: Javier Ansorena

No son mayores de edad, pero son los verdaderos jefes de la familia No son delincuentes comunes, pero pegan, amenazan, roban, agreden psicológicamente... Son los protagonistas del llamado síndrome del emperador, un fenómeno de maltrato de hijos a padres que se ha instalado con fuerza en la sociedad. Este tipo de violencia no es nueva, pero en los últimos años su incidencia se ha disparado: desde el año 2000, los casos de este tipo de maltrato se han multiplicado por seis, con cerca de 6.500 denuncias recibidas por la Fiscalía General del Estado el año pasado (España).

Estos datos podrían reflejar sólo la punta del iceberg del problema por la resistencia de los padres a denunciar a sus propios hijos. La pasada primavera, un caso sacó a la luz pública este problema: una madre asturiana rogó a los servicios sociales que se ocuparan de su hija, cuyo comportamiento violento (golpes, robos, amenazas) ya no era capaz de resistir. Sin embargo, "este no es un caso característico, la tendencia de los padres es a encubrir el problema", explica Luis González Cieza, coordinador del programa de maltrato infantil de la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor, y que participó la semana pasada en una jornada sobre el síndrome del emperador organizada por el Colegio Oficial de Piscólogos de Madrid.

En otros países, el fenómeno se ha tratado durante más años y los datos sobre su incidencia son más preocupantes. Un estudio realizado en Estados Unidos advierte de que la violencia (no exclusivamente física) de adolescentes hacia sus padres tiene una incidencia de entre el 7% y el 18% en las familias tradicionales (en las monopareniales, llega hasta el 29-Q, mientras que las estadísticas canadienses aseguran que uno de cada diez padres son maltratados

Razones

¿Qué puede ocurrir en la personalidad de un niño para que llegue a agredir a sus padres? Los expertos señalan innumerables causas genéticas, familiares y ambientales que ayuden al desarrollo de este síndrome. Carlos Peiró, psicólogo de la Unidad de Orientación a la Familia de la Comunidad de Madrid, menciona, entre ellas, "el abandono de las funciones familiares, la sobreprotección y sobre exigencia simultáneas, los hábitos familiares determinados por la escasez de tiempo, la ausencia de autoridad, la permisividad y, sobre todo, la falta de elementos afectivos, como la calidez en la relación con los hijos. Se les educa más en otro entornos sociales que en la familia, algo que no ocurría hace tan sólo una década". Sin embargo, para otros expertos, aspectos familiares o sociales, como la permisividad o la ausencia de autoridad, no son suficientes para explicar este fenómeno. Así lo cree Vicente Garrido Genovés, psicólogo criminalista y autor de Los hijos tiranos: el síndrome del emperador: "Un padre excesivamente permisivo tiene como resultado un hijo caprichoso e irresponsable, pero no un hijo violento. La permisividad puede echar a perder a un niño (hacerse vago, juntarse con malas compañías, cometer delitos), pero si hay violencia es como resultado de un proceso de deterioro personal por falta de educación, generalmente al final de la adolescencia".

Para Garrido, la clave está en que estos niños "son incapaces de desarrollar emociones morales (como la empatía, el amor o la compasión), lo que se traduce en dificultad para mostrar culpa y arrepentimiento sincero por las malas acciones".

Por ello, Garrido asegura que el síndrome del emperador tiene causas tanto biológicas (dificultad para desarrollar emociones morales y conciencia) como sociológica, ya que, en la actualidad, "se desprestigia el sentimiento de culpa y se alienta 1a gratificación inmediata y el hedonismo. La familia y la escuela han perdido la capacidad de educación, y esto favorece que chicos con esta predisposición, que antes eran mantenidos por la sociedad ahora tengan mucha más facilidad para exhibir la violencia". Carlos Peiró coincide en que el elemento decisivo son "las carencias más o menos claras en la adquisición de competencias personales", agudizado por el hecho de que “el hijo ideal de los padres está en franca contradicción con los hijos sociales ideales definidos por la sociedad de consumo”. La importancia de los medios en este factor es clave: "La televisión enseña valores muy hedonistas y consumistas -apunta Garrido-, y dificulta el aprendizaje del autocontrol, es decir, la capacidad de esforzarse por renunciar a cosas inadecuadas y para perseguir metas que requieren esfuerzos Los hijos tiranos ven en los medios muchas conductas y metas que son coincidentes con lo que ellos desean; pasarlo bien y hacer lo que quieran sin que nadie les obstaculicé'. 

Continuará

Lic. Rosa Elena Ponce V. 

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