Cuando los hijos maltratan a sus padres.
Por: Javier Ansorena
Lo que para muchos es una falta de disciplina que se
soluciona con un "cachete a tiempo", es, sin embargo, un
problema mucho más profundo que exige "ayudar a que el
niño desarrolle una conciencia sólida; ésta es la mejor
policía. Y ello se logra aplicando castigos razonables,
pero firmes, y explicando las razones morales y
prácticas que supone su mala acción. En los casos más
graves es, por desgracia, casi imposible", lamenta
Garrido.
Las madres,
principales víctimas
Los escasos estudios realizados en España sobre este
fenómeno no permiten elaborar un perfil exacto de las
familias que acogen a un niño o joven con el síndrome
del emperador Sin embargo, los expertos coinciden en una
mayor incidencia en las familias monoparentales: "La
mayoría de los casos se da en madres que vuelven a tener
otra pareja", explica Luis González Cieza. Uno de los
pocos estudios realizados al respecto es “la violencia
de los jóvenes en la familia, una aproximación a los
menores denunciados por sus padres”; elaborado por el
Centro de Estudios Jurídicos de la Generalitat de
Cataluña. El informe asegura que la madre es la víctima
en el 87% de las ocasiones que se produce este tipo de
violencia y que principalmente recibe agresiones
físicas, aunque también son habituales las verbales. En
el 13,8% de los casos, el estudio refleja que la
intimidación se produjo con un cuchillo o un arma
similar. González Geza añade que la edad media de los
menores denunciados por este tipo de violencia es
inferior a la de otros delitos. Mientras que en estos
últimos es de 17,5 años, en el síndrome del emperadores
de 16 años. Sus protagonistas, además, no suelen tener
historial delictivo.
Una última característica es que esta violencia familiar
tiene una incidencia sensiblemente superior en hijos
adoptados frente a los biológicos.
Cómo detectar un
'emperador' en
casa
o
Incapacidad para desarrollar emociones morales (empatía,
amor, compasión, etcétera) auténticas. Esto se traduce
en muchas dificultades para mostrar culpa y
arrepentimiento sincero por las malas acciones.
o
Incapacidad para aprender de los errores y de los
castigos. Ante la desesperación de los padres, no parece
que sirvan regañinas y conversaciones, él busca su
propio beneficio, parece guiado por un gran
egocentrismo.
o
Conductas habituales de desafío, mentiras e incluso
actos crueles hacia hermanos y amistades.
Cómo enfrentarse al síndrome
1.
Desarrollar de manera intencionada y sistemática las
emociones morales y la conciencia de los hijos, dándoles
oportunidades para que practiquen actos altruistas y que
extraigan lecciones morales.
2.
Establecer límites firmes que no toleren la violencia y
el engaño.
3.
Prestar ayuda para que desarrollen habilidades no
violentas que satisfagan su gran ego.
Lic. Rosa Elena Ponce V. |