Por Elena Urkijo. Profesora
Tomado de Son tus hijos.com
- Enseñar a respetar la propiedad ajena. Para que
los niños sepan bien a que atenerse, conviene que los
padres y profesores les indiquemos bien cuáles son los
límites, para que así ellos los conozcan claramente. Hay
que mostrarles que las cosas ajenas no se pueden coger a
su antojo, sino que deben pedir permiso para ello.
- Enseñar a respetar a los demás. Nadie es más que
nadie. Todas las personas tenemos virtudes y defectos,
si nos burlamos o reímos de los demás no debemos olvidar
que ellos también podrían hacernos lo mismo. A veces da
resultado poner a los niños en la piel del otro, para
hacerles entender como se puede estar sintiendo ese niño
en esas circunstancias y preguntarles si a ellos les
gustaría pasar por lo mismo.
- Enseñar a valorar lo bueno de los demás.
Todo el mundo tiene cosas buenas aunque la tendencia
general siempre es la de fijarnos en lo negativo, por
eso, un buen ejercicio, ya desde pequeños, es el de
aprender a destacar o señalar las cosas positivas de los
demás. Podemos animar a los niños a que nos digan
alguna cosa buena de sus amigos o hermanos o que nos
cuenten en que destaca tal o cual compañero.
- Enseñar a ser fiel a los compañeros. Poco a
poco los niños deben ir desterrando el chivateo. Cuando
los niños chivan, muchas veces es por un sentimiento de
envidia hacia el otro o porque esperan la felicitación
del adulto, haciéndonos caer en la cuenta de que ellos
no están realizando esa conducta negativa. De cualquier
manera, lo que pretenden es llamar nuestra atención,
cosa que no deben conseguir. Es necesario que no
reforcemos este tipo de conductas.
- Enseñar a no competir con los demás. La competitividad
es algo que debe darse a nivel personal, cada uno debe
intentar hacer las cosas cada día mejor y ser cada vez
mejor. Los niños deben procurar no estar continuamente
pendientes de lo que hacen los demás, ni mucho menos
compararse con los otros compañeros. Para ello, es de
gran ayuda que los adultos tampoco les fomentemos las
ansias de ganar o de ser siempre el primero.
- Enseñar a ayudar al compañero. Hay que despertar el
interés de darse a los demás y una buena manera de
hacerlo es a través de la ayuda que se puede ofrecer a
los compañeros. Los profesores y padres podemos
impulsarles para que enseñen o ayuden en aquello que
sepan hacer bien o tengan cierta destreza o habilidad,
como por ejemplo: a atarse los botones o cordones,
doblar la ropa, jugar al fútbol.
Algunos, quizá puedan pensar que los niños de educación
infantil todavía son muy pequeños para hacer todas estas
cosas. No debemos olvidar que estamos educando para el
futuro y esta etapa es fundamental para que con nuestra
ayuda, vayan despertando el afán de ser amigos de todos,
empiecen a tener ganas de ser buenos compañeros, les
nazca la preocupación por los demás y empiecen a sentir
el deseo de ayudar.
Continuará
Lic. Rosa Elena Ponce V. |